Dr. Gonzalo S Córdova
Político y diplomático nacido en la ciudad de Cuenca el 20 de julio de 1863, hijo de don Joaquín Fernández de Córdova y Cobo y de doña María Teresa de Rivera y Cortázar.
Pertenecientes a familias muy distinguidas, sus padres pusieron especial atención en darle una instrucción y una educación muy esmerada: En efecto, todos sus estudios los realizó en los mejores colegios de su ciudad natal, destacándose en ellos como un alumno dedicado y brillante. Posteriormente viajó a Quito para ingresar a la Universidad Central, donde con las mejores calificaciones obtuvo el título de Doctor en Jurisprudencia, luego de lo cual se incorporó al Cuerpo de Abogados de la República.
Muy pronto empezó a intervenir en la política nacional, y al amparo de la ideología liberal -que fue su única bandera de lucha- llegó a ocupar altísimos cargos públicos dentro y fuera de la patria.
”...Por varias ocasiones había ejercido el Ministerio de lo Interior y desde aquella situación demostró firmeza, talento, erudición, tino, pulcritud. En el campo diplomático, sus actuaciones habíanle dado renombre internacional indiscutible: Cuando Plenipotenciario en la República de Venezuela, su labor prestigió el nombre de la patria; luego, cuando al iniciarse en 1914 la primera gran guerra mundial, todos los países del Continente Americano enviaron delegaciones a la capital estadounidense, el Dr. Gonzalo S. Córdova, representando al Ecuador, con su entereza característica presentó las ponencias que para bien del continente fueron aceptadas íntegramente trayendo de resultado aún más prestigio para nuestro país”
(Lucio Salazar Tamariz.- Una Comarca y sus Destellos, p. 202).
En 1918 fue elegido Presidente del Senado, y en calidad de tal le correspondió asumir la Presidencia de la República, como Encargado del Poder, del 8 al 17 de octubre y del 4 al 7 de noviembre, durante el gobierno del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno. Al concluir dicho mandato -en 1920- su nombre fue propuesto como candidato a la primera magistratura junto con el del Dr. José Luís Tamayo, pero al conocer que su opositor contaba con el respaldo oficial del gobierno prefirió renunciar a su candidatura.
Al finalizar el gobierno del Dr. Tamayo y siguiendo un sistema político ya establecido, las altas esferas gubernamentales tuvieron que aceptar cierto tipo de presiones económicas como las planteadas por el Banco Comercial y Agrícola, y políticas como las exigidas por el Gral. Leonidas Plaza Gutiérrez -que aún hacía sentir el peso de su antigua autoridad-, y bajo estas circunstancias y a base de la firma de un «pacto», se pudo garantizar esta vez el apoyo oficial para su candidatura.
Esta situación fue rechazada por el pueblo ecuatoriano que para las elecciones de 1924 no estaba dispuesto a efectuar una votación bajo la presión de las bayonetas, por lo que desde los primeros momentos se produjeron serios enfrentamientos.
”...Así pues, llegados los días de las elecciones, el gobierno cumplió con su compromiso: Los partidarios del coronel Juan Manuel Lasso, de Jacinto Jijón y Caamaño y de J. Federico Intriago, si no fueron dispersados a palos, apenas pudieron poner unos pocos miles de votos. El candidato doctor Gonzalo S. Córdova salió triunfante con cerca de 180.000 votos sobre unos 9.000 votos que alcanzó el más popular de todos, coronel Juan Manuel Lasso. Y el 1ro. deseptiembre de 1924 tomaba posesión de la Presidencia de la República, en una ceremonia solemnísima y brillante...”
(O. E. Reyes.- Breve Historia General del Ecuador, tomo II, p. 262).
La situación no se presentó propicia para el nuevo presidente y desde los primeros días de su mandato se inició una serie de conspiraciones en su contra. Primero fue la conservadora capitaneada por su opositor el investigador don Jacinto Jijón y Caamaño, quien con su propio dinero compró armas y preparó una fuerza insurgente al mando de la cual intentó derrocar al régimen, pero fue derrotado por las fuerzas del ejército al norte del país.
Más tarde tuvo que dominar los movimientos de quienes, dentro del mismo gobierno, intentaban acciones desestabilizadoras, y lo que es más, tuvo que enfrentar una terrible campaña de prensa que se desató denunciando el fraude electoral y la destrucción de las esperanzas populares.
"Luego de haber sobresalido con sobra de fundamentos y merecimientos durante la mayor parte de su vida en los arduos campos de la política, como magistrado y funcionario, como diplomático y legislador, todo en grado distinguido, cuando hubo de ejercer la Primera Magistratura del País, una enfermedad lenta pero mortal, habiéndolo minado físicamente en forma casi íntegra, le impidió poner al servicio de la Patria todo aquel talento suyo, toda aquella valía suya"
(Lucio Salazar Tamariz.- idem. p. 204).
En efecto, no sólo fueron razones políticas las que azotaron y debilitaron su gobierno: Una enfermedad traidora e incurable, que lo venía atacando desde varios años atrás, había minado su fortaleza y lo tenía extenuado y abatido, por lo que constantemente y por varios días, buscaba aires saludables en los valles cercanos a Quito, en la ciudad de Guayaquil o en las playas del océano Pacífico. Durante estos períodos de ausencia se encargaba del Poder Ejecutivo el Presidente del Senado, Dr. Alberto Guerrero Martínez.
En los primeros meses de 1925 se desató un crudísimo invierno que hizo que los ríos crecieran de un modo alarmante, y el Chanchán, con furia devastadora, destruyó caminos y puentes y se llevó cerca de diez kilómetros de la vía férrea que une a Guayaquil y Quito. Ante estos hechos, el Encargado del Poder se vio en la necesidad de tomar importantes decisiones: La primera fue ordenar la inmediata reparación de las vías y la otra, la compra de todas las acciones extranjeras del ferrocarril, negociación que se cerró en 600.000 dólares, y que en la penuria fiscal que atravesaba el país fue una verdadera proeza realizada por el Dr. Guerrero Martínez y su Ministro de Hacienda, Sr. Miguel Angel Albornoz.
Lamentablemente esta negociación fue desaprobada por el presidente Córdova, por lo que sobrevino una crisis de gabinete que pudo ser controlada gracias a la intervención, los consejos y la influencia del Gerente del Banco Comercial y Agrícola, Sr. Francisco Urbina Jado.
Para entonces el país enfrentaba gravísimos problemas económicos, y buscando su solución, el gobierno de Córdova y Guerrero Martínez contó con la participación de don Miguel Angel Albornoz, quien como Ministro de Hacienda desplegó una gran actividad para lograr su estabilidad; pero ya era tarde: El país sufría una terrible crisis producida por las emisiones de billetes sin el respectivo respaldo de oro, y parecía que nada ni nadie podría ponerle fin.
Entonces, liderada por Luis Napoleón Dillon, se inició una campaña en contra del Banco Comercial y Agrícola -de Guayaquil- y de su Presidente, el notable economista Sr. Francisco Urbina Jado, a quienes se acusó de ser los culpables de la debacle económica nacional.
Pero no eran este banco y su presidente los culpables de la crisis: Las emisiones inorgánicas de dinero era costumbre que se había establecido desde los primeros años de nuestra vida republicana, y ya para 1925, los principales bancos -tanto de Guayaquil como de Quito- acudían a este recurso cada vez que el gobierno les exigía dinero para cumplir con sus obligaciones.
Fue por eso que el gobierno, por iniciativa de una banca guayaquileña desesperada por la situación económica que vivía el país y especialmente el Estado ecuatoriano, había solicitado la presencia del afamado economista norteamericano Prof. Edwin Walter Kemmerer, que lamentablemente no alcanzó a llegar. (x)
En efecto, la crisis económica desembocó finalmente el 9 de julio de 1925, cuando una comisión de oficiales del ejército ingresó a la residencia del Dr. Córdova -en la calle García Moreno-, donde el presidente se encontraba reunido con todos sus ministros, y sin mayor trámite, el Myr. Carlos A. Guerrero le informó que “había cesado en sus funciones”.
Simultáneamente fue apresado en Guayaquil don Francisco Urbina Jado, y en una de sus haciendas sucedía lo mismo con el Gral. Leonidas Plaza Gutiérrez.
Un nuevo golpe de Estado, al que la historia llamaría Revolución Juliana, había puesto fin al gobierno constitucional del Dr. Gonzalo S. Córdova.
Luego del golpe de estado tuvo que abandonar el país, y tres años más tarde murió en el ostracismo, en Valparaíso, Chile, el 13 de abril de 1928.
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