Nicolás Infante
Político y guerrillero de identificación liberal nacido en Palenque, provincia de Los Ríos, el 4 de septiembre de 1847; hijo del Sr. Nicolás Infante Bustamante y de la Sra. María Nicolasa Díaz Cedeño.
Identificado desde temprana edad con la ideología liberal y los principios del Gral. Eloy Alfaro, tomó parte muy activa y directa en la Revolución de los Chapulos, combatiendo en los campos de la provincia de Los Ríos al gobierno del Dr. José María Plácido Caamaño.
En noviembre de 1884 intervino en las campañas destinadas a tomar las plazas de Vinces, Palenque y Balzar, y el 23 de ese mismo mes se proclamó Jefe Superior Civil y Militar de la provincia de Los Ríos, desconociendo definitivamente al gobierno constitucional.
A principios de diciembre las fuerzas revolucionarias sufrieron varias derrotas y tuvieron que ir cediendo posiciones día tras día. Infante, junto a Emilio Estrada, Marcos Alfaro y un puñado de bravos soldados, trataron de resistir la feroz embestida de las tropas gobiernistas del Gral. Secundino Darquea, pero muy pronto comprendieron que la fuga era el único camino de salvación posible, por lo que se internaron en las montañas donde permanecieron escondidos hasta el 30 de diciembre en que fueron informados de que el gobierno había concedido la amnistía a todos los políticos perseguidos.
Junto con sus compañeros salió de su escondite y llegó a una pequeña casita propiedad de un tal Castro, quien al darse cuenta de quienes eran los visitantes se ofreció voluntariamente para ir en busca de café y alimentos para aliviar el hambre de los fugitivos; pero tardó mucho en volver, por lo que temiendo una traición, con sus compañeros se embarcó en una pequeña canoa y se alejó río abajo.
Cerca de las 10 de la noche la corriente precipitó a la frágil embarcación contra una palizada detenida en la mitad del río, hundiéndola en pocos segundos, por lo que los fugitivos apenas pudieron salvar sus vidas nadando hacia la orilla. Cansados y hambrientos se echaron a descansar. Pocas horas habían pasado, cuando al llegar la medianoche fueron rodeados por tropas del gobierno que efectivamente habían sido avisadas por el “generoso” Castro cuando fue en busca del “cafecito”.
Inmediatamente fueron conducidos a Palenque, donde a Nicolás Infante se le siguió un “sainete” con visos de Consejo de Guerra, que lo condenó a morir fusilado al día siguiente.
Entre las 2 y 3 de la tarde del 1 de enero de 1885, sereno, valeroso y con la mirada en alto, Nicolás Infante llegó al pequeño parque, frente al cuartel, y dirigiéndose a sus verdugos exclamó: “Esta noche comeré con Plutón en los Infiernos”.
“Infante con dos frailes y el oficial, avanzó diez o doce pasos y allí quedó solo, de pie, altivo, mártir, representando la dignidad nacional, pisoteada y destrozada por las autoridades constitucionales. Un segundo después le vi sacar de su bolsillo un pañuelo carmesí y llevarlo a los ojos, casi al tiempo que seis u ocho disparos destrozaban su pecho; cayó del lado derecho creo que muerto ya; sin embargo, un sargento apoyando su rifle en las sienes del cadáver, disparó dos tiros más”
(Emilio Estrada.- La Campaña de los Chapulos, p. 39).
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