Parque Forestal (Guayaquil)
PARQUE FORESTAL.- A inicios de la década de 1950, todavía -cada domingo- las graderías del antiguo hipódromo aún se llenaban de centenares de aficionados a la hípica; y quienes no podían conseguir el boleto de entrada, se agrupaban aquí y allá, los sectores que hoy darían a las calles El Oro, Guaranda y Portete; para ver emocionados el raudo paso de los caballos.
La inauguración en 1955 del entonces nuevo hipódromo Santa Cecilia, en Los Ceibos, hizo que en “viejo” desapareciera. Entonces se habilitaron -en el sector correspondiente al interior de las tranqueras- varias canchas de fútbol en las que se realizaban apasionados encuentros de las ligas barriales, la liga comercial, a más de los ya tradicionales campeonatos de diferentes ligas como la recordada “Juan Díaz Salem”.
Poco tiempo después, con la habilitación de la Av. Quito hacia Puerto Nuevo, en el espacio comprendido entre las calles El Oro, Guaranda, Vaca Galindo y la Av. Quito se empezó a planificar la construcción de un parque que debía tener muchas plantas, árboles y una laguna con un islote en la mitad, con pequeños botes para que los paseantes pudieran pasear con su pareja o familia.
Este debía ser el Parque Forestal de Guayaquil.
Lamentablemente, a partir de 1963 y tal cual sucede en estos casos, malas administraciones municipales -designadas “a dedo” por la siempre mal recordada Junta Militar de Gobierno que presidió el Calm. Ramón Castro Jijón- permitieron que el parque se convirtiera en un botadero de basura, los árboles y plantas murieron y la laguna -cubierta por una verde y espesa capa de lama- se volvió un fecundo criadero de mosquitos e insectos de toda clase.
A partir de 1968, durante los primeros meses de su quinta administración, el Dr. José María Velasco Ibarra ofreció a Guayaquil la restauración y el rediseño total del Parque Forestal; fue así que el 9 de octubre de 1970, ya en su calidad de dictador -pues había roto la Constitución el 22 de junio de ese año- inauguró los trabajos de construcción de lo que sería el Centro Cívico de Guayaquil, donde se realizarían exposiciones, conciertos, obras de teatro, etc.; y se levantaría el monumento llamado La Patria Joven, obra de Guayasamín considerado como una de las muestras de arte moderno más importantes de Guayaquil-
Debido a su estructura y diseño -y al hecho de que el artista “se había plagiado a sí mismo”, tal como varias veces lo había denunciado el desaparecido y acreditado periodista Sr. Manuel “Chiken” Palacios, ya que el monumento no era otra cosa que la copia de otro pequeño que el artista había “creado” para adornar el jardín de una casa en Quito- la picardía criolla, haciendo eco a la denuncia del periodista, lo llamó “El Monumento al Chineo”.
Tendría también el Centro Cívico un moderno teatro para dos mil personas y se mantendría la laguna.
Dos años después -esto es para 1972- los trabajos habían avanzado muy poco y el lugar mostraba una imagen deplorable y vergonzosa. Fue entonces que -nombrado meses antes por el dictador Velasco Ibarra- el Alcalde don Enrique Grau Ruiz se empeñó en rescatar algunos parques de la ciudad, entre ellos el Forestal, al que le dio un gran impulso tratando de que volviera a cumplir los objetivos sociales para los que había sido creado.
Años más tarde, la administración municipal del alcalde Antonio Hanna logró un acuerdo con el Banco Central de Guayaquil -presidido entonces por el Ec. Carlos Julio Emmanuel- gracias al cual se pudo concretar el financiamiento para rehabilitar las áreas verdes, se readecuó la laguna ya existente y se ubicaron algunas plazas para la realización de exposiciones de arte y demás actos culturales; y gracias al aporte del Presidente de la República, Ab. Jaime Roldós Aguilera, a fines de 1981 -en el sector que da hacia la esquina de Portete y Guaranda- se inició la construcción de una piscina reglamentaria, con sus correspondientes graderías, para que sirva como uno de los escenarios del Campeonato Mundial de Natación que al año siguiente se realizó en nuestra ciudad; evento que por su organización aún no ha podido ser superado en ningún lugar del mundo.
Lamentablemente el presidente Roldós no pudo ver la obra terminada, pues un terrible accidente de aviación acabó con su vida el 24 de mayo de ese mismo año.
A partir de entonces y hasta 1992, el Cabildo de la Ciudad cayó en manos de un grupo de alcaldes a los que poco o nada importó la ciudad, y menos aún sus parque; situación que acabó cuando llegó a la alcaldía el Ing. León Febos-Cordero para rescatarla y reorganizarla, sobre todo en sus rentas.
Llegó así el 2000, año en que se inició la primera administración del Ab. Jaime Nebot, quien se propuso regenerar totalmente la ciudad y de manera especial sus sitios emblemáticos, uno de ellos el Parque Forestal, que luego de más de un año de constante trabajo adquirió una imagen limpia y acogedora, sus jardines y áreas verdes fueron resembrados y renacieron bellamente bajo la mano de expertos jardineros, la laguna fue revivida, el teatro Centro Cívico fue totalmente reconstruido, remodelado y modernizado, y el monumento a la Patria Joven adquirió nueva vida y significado.
Hoy, cuando ya han pasado ocho años, el parque Forestal continúa siendo uno de los lugares preferidos por miles de familias guayaquileñas -incluyendo parejas de enamorados- que día a día y de manera especial los fines de semana, lo visitan para disfrutar de momentos gratos y de sano esparcimiento.
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