Abelardo Moncayo Andrade
Nació el 7 de julio de 1877 en la hacienda «La Quinta» que sus padres, don Abelardo Moncayo Jijón y doña Dolores Andrade Rodríguez, tenían muy cerca de Otavalo.
Debido a la participación de su padre en el Asesinato de García Moreno, la mayor parte de su juventud la pasó en constante zozobra viviendo oculto en diferentes lugares, situación que le impidió acudir normalmente a la escuela; pero su padre, consiente de sus deberes y responsabilidades, se preocupó personalmente de dar educación a todos sus hijos.
A los diecinueve años de edad -gracias a su incuestionable talento-, junto con Luis Napoleón Dillon, Luis E. Escudero, Miguel A. Albornoz, Sergio Arias Moscoso, F. Alberto Darquea, Rafael Orrantia, Francisco de Paula Miño, y otros, fue Miembro fundador de la «Sociedad Literaria Fígaro»; y dos años más tarde fue nombrado bibliotecario de la Universidad Central.
En 1899, durante el primer gobierno del Gral. Eloy Alfaro fue designado Secretario Privado del Vicepresidente de la República, Dr. Manuel Benigno Cueva, y ese mismo año fue nombrado Cónsul General en Liverpool, Inglaterra, donde permaneció varios años desempeñando sus funciones. Por esa época trabajó en un proyecto de ferrocarril al oriente, con el propósito de facilitar la colonización y explotación de esas importantes y ricas regiones de la patria.
Regresó al Ecuador luego del Asesinato de los Héroes Liberales y al proclamarse la candidatura presidencial de su tío, el Gral. Julio Andrade, fundó con Isaac J. Barrera y Luis Robalino Dávila el periódico «La Paz», por medio del cual dieron a conocer al público los principios que el Gral. Andrade sostenía como programa y plan de gobierno, y que contemplaba dos puntos a los que había dedicado toda su vida: El Banco Emisor del Estado y el Plan de Seguridad Nacional. Desgraciadamente el Gral. Andrade fue asesinado el 5 de marzo de 1912, por lo que tuvo que mantenerse alejado de la vida pública hasta el año 1920, en que con el Dr. José Luis Tamayo en el poder, pudo poner fin a su largo período de ostracismo político.
El 8 de octubre de 1921 se creó la Comisión Permanente de Legislación con el propósito de que se convierta en la entidad dedicada a estudiar los problemas nacionales y a presentar informes y proyectos de ley al Congreso; como Presidente de dicha entidad fue nombrado el Dr. Agustín Cueva Sáenz, y él como Vicepresidente. Fue entonces el mentalizador de uno de los primeros proyectos de ley de dicha comisión, el cual se refería a la necesidad de fundar la Caja de Conversión y Emisión, idea en la que venía trabajando desde 1912, y que sólo se constituyó en 1926, basándose en sus propios trabajos.
Al iniciarse las transformaciones políticas, sociales y económicas que surgieron como consecuencia de la Revolución Juliana, en 1926 fue llamado para prestar ayuda y orientación a la Misión Kemmerer que había sido contratada para la realización de varios proyectos destinados a reestructurar el sistema financiero del Ecuador. Posteriormente, cuando el 24 de marzo de 1927 se instaló la Comisión Organizadora del Banco Central, que estuvo integrada por los señores Luis Napoleón Dillon, Alberto Bustamante, Víctor Emilio Estrada y Humberto Albornoz, fue llamado también para actuar como secretario de la misma.
En octubre de 1928 asistió como Diputado por la provincia de Imbabura a la Asamblea Nacional Constituyente, en la que se destacó por su notable participación en la reglamentación y racionalización del Presupuesto General del Estado. Por otra parte, en célebre discusión propugnó que el día domingo sea considerado de descanso obligatorio.
Dos años más tarde fue designado Director del Tesoro, cargo que desempeñó brillantemente hasta el 31 de agosto de 1934, en que luego de presentar un informe a la Dirección Nacional del Tesoro, renunció ante el ascenso al poder del Dr. José María Velasco Ibarra. A finales de 1935 presentó al gobierno del Ing. Federico Páez un «Estudio Sobre la Participación de la Mano de Obra Indígena de la Agricultura»; y más tarde, el gobierno del Dr. Aurelio Mosquera Narváez lo nombró Jefe de la Intervención Fiscal Aduanera.
Por esa época, y en busca de un clima más propicio para mejorar su salud, viajó a la ciudad de Guayaquil donde vivió sus últimos días, hasta su fallecimiento ocurrido el 10 de noviembre de 1939.
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