Bandera de Guayaquil
Gabriel Pino Roca, en su relato histórico al que tituló “Un Pabellón Insurgente”, sugiere que la bandera de octubre estuvo inspirada en los colores de la enseña que trajo el Alm. Guillermo Brown en el bergantín “Trinidad”, cuando en 1816 y a nombre del gobierno de Buenos Aires, pretendió asaltar a Guayaquil.
Este bien pudiera haber sido el origen de nuestra bandera, pero hurgando en papeles viejos y en documentaciones casi olvidadas, en 1952 don Pedro RoblesChambers, gracias a los acertados trabajos que previamente había realizado el mismo Pino Roca, así como a un conjunto de documentos inéditos que le facilitara el Dr. Pedro José Huerta, obtuvo la reconstrucción exacta del escudo colonial de nuestra ciudad, en el que se puede apreciar -en su tercio inferior- al río Guayas representado por cinco franjas, tres de ellas azules y las dos restantes blancas.
Resultaría entonces -lógico deducir- que a fuerza de ver en diferentes lugares y durante muchos años el Escudo Colonial de nuestra ciudad, esta imagen se haya grabado poco a poco en la conciencia de los guayaquileños, que al momento de nuestra independencia la convertirían en el glorioso pabellón que, complementado con las tres estrellas blancas que representan a Quito, Guayaquil y Cuenca, por disposición de la Junta de Gobierno integrada por Escobedo, Espantoso y Ximena fue desplegado el mismo 9 de octubre de 1820, lo que hace suponer que había sido elaborado por lo menos dos o tres días antes de la revolución.
En su “Reseña Histórica”, José de Villamil señala que el 9 de octubre de 1820 “…por disposición de la Junta (de Gobierno) se desplegó la bandera de Guayaquil independiente compuesta de cinco fajas horizontales, tres azules y dos blancas y en la del centro (azul) tres estrellas…”.
En la comunicación que José Joaquín de Olmedo -a través del Ayuntamiento de Guayaquil envió ese mismo 9 de octubre de 1820 a Quito y a Cuenca dice textualmente “…el hermoso estandarte de la patria tremola hoy en todos los puntos de esta plaza; un orden sin ejemplo ha reinado en la mutación de gobierno, y ningún crimen ha manchado el alma generosa de los hijos de la libertad”
El reconocido historiador Sr. Julio Estrada Ycaza, en la página 231 del tomo I de su obra “La Lucha de Guayaquil por el Estado de Quito” sostiene que las tres estrellas de nuestra bandera representaban “las tres provincias de la antigua Presidencia de Quito, que eran las tres provincias que debían conformar el anhelado Estado de Quito”. No considera las provincias de Jaén y Mainasporque estas dependían directamente de la Provincia y Gobernación de Quito.
De esta misma opinión es el investigador e historiador Sr. Eduardo Estrada Guzmán, quien en su obra “La Bandera del Iris 1801 – 2007 / El Tricolor de la Republica del Ecuador 1830 – 2007” hace un profundo y bien documentado estudio del origen de nuestra bandera en el que corrobora que, efectivamente, las tres estrellas del pabellón de octubre representan a Guayaquil, Quito y Cuenca.
Esta gloriosa bandera de cinco franjas y tres estrellas -que según afirmara el obispo de Guayaquil Mons. José Félix Heredia en su opúsculo “Los Pabellones del Ecuador”, “…La impuso Olmedo, formándola con los colores del puro y límpido cielo”– fue la que llevó el ejército libertador durante la campaña por la independencia de Quito, y se mantuvo hasta el 29 de mayo de 1822, solo cuatro días después de la batalla del Pichincha, en que Quito -sin consultar con la voluntad de Guayaquil que era quien le había dado la libertad- decretó su anexión a Colombia.
Ante esta insólita resolución, Guayaquil reaccionó indignado y el 2 de junio, por decreto oficial expedido por la Junta de Gobierno presidida por Olmedo, el pabellón de cinco franjas y tres estrellas fue sustituido por uno totalmente blanco, con el recuadro superior azul, junto al asta, y en él, una estrella blanca que bien podría representar que “el Estado Libre nacido el 9 de octubre de 1820 en Guayaquil era uno solo”, y que este, que había ondeado victorioso en toda la campaña independentista incluyendo en el Pichincha el 24 de mayo de 1822, como un homenaje a los caídos por la libertad de Quito no podía ser mancillado por el pueblo quiteño que cinco días después se adhirió incondicionalmente a Colombia; y mucho menos por Bolívar que -respaldado por tres mil bayonetas- el 13 de julio de 1822, de manera prepotente y abusiva decretó la anexión de Guayaquil a Colombia e hizo sustituir el pabellón guayaquileño por el tricolor colombiano.