Batalla de Buijo
Constituye una de las acciones de armas más importantes de los primeros años de nuestra independencia, y tuvo especial repercusión dentro de las patrióticas aspiraciones de asegurar la soberanía e integridad territorial de lo que fue la Gran Colombia.
En efecto, culminada la gloriosa campaña de Tarqui y luego de la firma del Tratado de Girón, a pesar de haber sido derrotados los peruanos mantenían vivo su deseo de anexar Guayaquil a su territorio, para lo cual instruyeron a sus soldados y emisarios políticos en el sentido de no devolver la ciudad.
Ante esta situación y en su deseo de no llegar a las armas, en varias ocasiones el Libertador Bolívar pidió a los facciosos que depongan su actitud y abandonen pacíficamente la ciudad, pero su excitativa no surtió efecto y Bolívar no tuvo otro camino que el de la guerra.
El 16 de junio de 1829 se iniciaron los combates cuando, cumpliendo órdenes del Libertador, el Gral. Flores atacó Samborondón, contando para el caso con el apoyo que le brindó desde Guayaquil Tomás Carlos Wright, quien ya había vencido a los peruanos en el Combate Naval de Malpelo. Tres días más tarde -y luego de pasar por Riobamba, Guaranda y Babahoyo, que fueron precipitadamente abandonadas por los peruanos- Bolívar llegó a Samborondón y junto a sus generales planificó la estrategia a emplear en la jornada final.
El 26 de junio de 1829, cuando todo estaba listo para la batalla llegaron noticias de que el Gral. Lamar, Presidente del Perú, había sido derrocado por un golpe político militar propiciado por el Gral. Agustín Gamarra. Ante esta situación, los jefes peruanos acampados en Buijo dieron respuesta positiva a los planteamientos diplomáticos de Bolívar y, logrado el desenlace deseado con la aceptación del comandante peruano, Crnel. Miguel Benavides, al día siguiente se suscribió el llamado Tratado de Buijo, que fue firmado por el Gral. León de Febres-Cordero, por Colombia, y el Tnte. Crnel. Francisco Valle Riestra, por Perú.
Inmediatamente Guayaquil fue evacuada y devuelta a Colombia, cuyas tropas entraron triunfantes en la ciudad el 20 de julio, mientras Bolívar lo hizo un día después.