Batalla de Huachi
Luego de lograr su independencia con el triunfo de laRevolución del 9 de Octubre de 1820, los patriotas guayaquileños hicieron conciencia del peligro que representaban las fuerzas realistas del Gral. Melchor Aymerich, acantonadas en Quito, y comprendieron además que la libertad de la patria nunca se podría completar sin lograr también la independencia de todos los pueblos pertenecientes a la Real Audiencia de Quito.
Inmediatamente se organizaron las primeras fuerzas militares guayaquileñas, que fueron llamadas “División Protectora de Quito”, y bajo el mando de los capitanes Luis Urdaneta y León de Febres-Cordero iniciaron la marcha hacia el interior. Fue entonces cuando, animados por la victoria obtenida en Camino Real, y por los pronunciamientos de Cuenca, Ambato, Latacunga, Machachi, Riobamba y Zaruma, decidieron avanzar hacia Quito para intentar también darle la libertad.
El Primer Huachi
Al conocer las intenciones de los patriotas, Aymerich envió un contingente de cinco mil hombres al mando del Crnel. Francisco González, para que marche directamente al encuentro de las fuerzas patriotas que habían tomado posiciones en las llanuras de Huachi, al sur de Ambato.
La batalla fue terrible y sangrienta, y poco faltó para que los dos mil patriotas lograran la victoria sobre un enemigo muy superior en número de hombres y en armas. Desgraciadamente, la “Diosa de la Victoria” no estuvo junto a los patriotas en ese trágico 22 de noviembre de 1820. En medio del fragor de una lucha que podía favorecerlos, malas disposiciones estratégicas trajeron como consecuencia la derrota, que con un saldo de cerca de quinientos muertos obligó a su retirada.
Al respecto de este descalabro militar, existe la versión de que en medio del fragor de la lucha, el “Cacique” Alvarez, que estaba al mando de un pelotón de indios peruanos, inexplicablemente abandonó con sus hombres el campo de batalla, trayendo como consecuencia la derrota de los patriotas, que con un saldo de cerca de quinientos muertos tuvieron que emprender la retirada.
Contraponiéndose a esta versión, existe el parte de guerra firmado y enviado por el Crnl. Juan Francisco Elizalde a la Junta de Gobierno de Guayaquil, en el que acusa a sus jefes, Urdaneta y Febres-Cordero, “de no haber tomado las precauciones necesarias para conservar la disciplina en la tropa, permitir en lugares estratégicos la intervención de milicianos que carecían de la instrucción suficiente paro el combate, dar ordenes precipitadas sin consultar la verdadera situación a Jefes subalternos, y omitir en los partes oficiales pormenores que pudieran ayudara la formación de un mejor juicio sobre lo causa de la derrota”
(Wilfrido Loor.- La Provincia de Guayaquil en Lucha por su Independencia, p. 2).
“La primera batalla de Huachi es un momento clave en la historia republicana de Guayaquil. Desde el momento en que los patriotas mostraron que no podían mantener por sí solos su independencia, tuvieron que depender cada vez más de otros poderes y su posición frente a ellos tuvo que debilitarse poco a poco”
(David J. Cuvitt, Profesor de Historia de América de la Universidad de Edimburgo.- Guerra y Diplomacia en la República de Guayaquil).
El Segundo Huachi
Al año siguiente -luego del triunfo obtenido en la Batalla de Cone el 19 de agosto de 1821-, el Gral. Antonio José de Sucre preparó un nuevo avance hacia la ciudad de Quito; pero Aymerich, que ya conocía sus movimientos, avanzó desde Riobamba para situarse en los campos de Huachi, donde esperó la llegada del ejército patriota.
El 12 de septiembre de 1821, las dos fuerzas se avistaron en el mismo lugar en que el año anterior los patriotas habían sido derrotados.
Los españoles, conocedores mejor del terreno en el que se iba a luchar, habían tomado posiciones muy ventajosas; contaban además con una poderosa fuerza de infantería que superaba en casi el doble a la de los patriotas, y una lucida y bien entrenada caballería, muy adecuada para el lugar donde se iba a luchar
Obedeciendo a una estrategia bien planificada, ante la primera embestida de los patriotas los españoles, se retiraron haciéndoles creer que se sentían vencidos.“Entonces el Gral. Mires cometió la imprudencia de permitir que los batallones Albión y Guayaquil se dispersaran con el propósito de perseguir a los realistas. Aunque Sucre volara á remediar el mal poniéndose á la cabeza del batallón Santander, no pudo conseguir que se restableciera la formación. Introducido el desorden, aparecieron en línea la infantería y caballería enemigas. Los patriotas no pudieron resistir el ataque simultáneo. Todos sus cuerpos son envueltos, y destruidos ó prisioneros en tres horas que se defendieron valerosamente. El general Sucre pudo escapar con dos fuertes contusiones, y apenas se salvaron cien hombres con el comandante Cestaris y pocos oficiales…
Todo cuanto traía la división republicana fue cogido por los realistas. Tomaron estos cuarenta oficiales prisioneros, entre ellos el general Mires y cuatrocientos soldados: tuvieron los independientes trescientos muertos y heridos”
(José Manuel Restrepo.- Historia de la Revolución de la República de Colombia).