Bolívar Mena Franco
Pintor, dibujante y grabador ibarreño nacido en 1910.
Miembro de esa generación de artistas ecuatorianos que nació inmersa en el dramático síndrome del “Realismo Social”, Bolívar Mena Franco pudo -desde que estudiaba en la Escuela de Bellas Artes de Quito- adoptar una tendencia muy particular y propia que ha caracterizado toda su obra, dotándola de amaneramiento, estilización y gran personalidad.
“Pintó Mena Franco en la hora del vuelco expresionista indios con pies enormes y gestos amargos, pero, por composición, color y tratamiento de la materia, sus telas fueron más decorativas que brutales” (Hernán Rodríguez Castelo.- El Siglo XX en las Artes Visuales de Ecuador, Banco Central de Guayaquil).
Posteriormente buscó experimentar en otras alternativas, y cubrió sus figuras con un velo mágico que sorprendió pero fue aceptado por la crítica y el público, que pasó a definir e identificar claramente su obra. Colores tenues, elementos líricos, figuras de rostros suaves con obscuras cuencas por ojos, manos cálidamente alargadas; en fin, características determinantes de su expresión pictórica.
“Magistral en su dominio del oficio -matérico y cromático-, la expresión de Mena Franco ha enfrentado perplejidades de estilización de la figura: En varios tramos ha bordeado escollos de amaneramiento y en casos se ha deslizado hacia estereotipos facilistas y maneras de ilustración… Elemental en su retórica y desprovista de humor -retórica fuerte, centrada en la hipérbole y humor, salvan de caer en amaneramiento e ilustración la obra de Botero-, la obra de Mena Franco ha buscado superar convencionalismo y estereotipo por dramatismo y magia” (Hernán Rodríguez Castelo.- Diccionario Crítico de Artistas Plásticos del Ecuador del Siglo XX).
La obra de Mena Franco ha estado presente en las exposiciones individuales y colectivas más importantes de Guayaquil, Quito, Bogotá, Cali, México, Washington y Virginia; donde ha recibido los mejores elogios; y ha obtenido varios galardones como el Primer Premio en el Concurso de Murales para la Feria Mundial de New York, de Quito, en 1939; en 1948 obtuvo una Mención Especial en el IV Salón Nacional de Bellas Artes, en Quito; en 1958 el Gran Premio del Salón Mariano Aguilera, en Quito; en 1960 el Primer Premio del Salón de Julio y el Primer Premio del Salón de Octubre, en Guayaquil; y en 1970, el Primer Premio en el Concurso Nacional de Grabados, de Quito.