Calicuchima
General quiteño, hijo mayor del general Epiclachima, cuyo verdadero nombre fue, según crónicas de la época, Chalcuchima.
Junto a su padre, en 1471 luchó contra de la invasión incaica de Tupac-Yupanqui, y más tarde, cuando Huayna-Cápac reanudó la conquista, en 1493 marchó al frente de sus tropas para enfrentarlo en Tiocajas, donde fue derrotado, pues el inca tenía un ejército muy superior y mejor preparado para la guerra. Se retiró entonces a Mocha donde reunió un Consejo de Guerra, en el que unos opinaron que lo más conveniente sería la rendición, mientras otros propusieron retirarse hacia el norte, donde la defensa sería más ventajosa.
Cuando Huayna-Cápac consumó la conquista y tomó por esposa a la princesa Paccha, a pesar de haber sido llamado por el Inca prefirió mantenerse alejado y no participó en ninguna actividad ni política ni militar.
A la muerte de Huayna-Cápac, en 1525 volvió junto a su sobrino Atahualpa y se encargó -por disposición de éste- del mando y la dirección de las tropas quiteñas.
Posteriormente fue nombrado General y Gobernador Puruhá, entonces, junto a Quisquís marchó a luchar en contra de Huáscar que había invadido las tierras del sur de Quito, y triunfando sobre los invasores avanzó victorioso y conquistó el Perú.
Luego de que Atahualpa fue capturado por los españoles en Cajamarca, se encargó personalmente de transportar el oro para pagar su rescate. “Una vez entregados los tesoros, fuese Calicuchima tras de Huáscar, y mandó matarle, por orden presunta de Atahualpa, pues, teniéndola desde antes para el caso de que sus vasallos tratasen de libertarle, creyó, torpe ó maliciosamente, llegada la ocasión de ejecutarla, al saber que había hablado con los españoles y pedídoles la libertad” (Camilo Destruge.- Album Biográfico Ecuatoriano, tomo I, p. 38).
Ante el asesinato de Atahualpa intentó regresar a Quito para luchar junto a Quisquis y Rumiñahui, pero fue capturado por Pizarro quien lo llevó a Jaquijahuana, cerca del Cuzco, donde se le siguió un “Juicio” criminal y fue condenado a morir quemado.
Fray Vicente Valverde se esmeró cuanto pudo por lograr la conversión del anciano general, pero éste, impasible ante los esfuerzos del religioso se limitaba a responder:“No entiendo la religión de los blancos”.
Finalmente, en medio de terribles tormentos, pero conservando su serenidad, el valiente Calicuchima murió invocando el nombre de Pachacamac.