Chiriboga Cap. César Edmundo

Héroe nacional nacido en la ciudad de Riobamba el 17 de agosto de 1917, hijo del Sr. César Augusto Chiriboga y de la Sra. Romelia María González.

Sus primeras enseñanzas las recibió en la Escuela Nicanor Larrea, y la secundaria en el Colegio San Felipe de su ciudad natal donde obtuvo el título de Bachiller en Humanidades Modernas. Posteriormente viajó a Quito para ingresar al Colegio Militar Eloy Alfaro donde se distinguió por su vocación y talento militar, y alcanzó finalmente el grado de Subteniente.

En 1938 fue asignado a la Compañía Independiente, y destinado a la región oriental donde permaneció hasta 1940 en que pasó al Batallón Carchi acantonado en la ciudad de Quito. Recibió entonces del gobierno nacional la condecoración «Abdón Calderón», como un reconocimiento a su interés y celo desplegado en el ejercicio de su cargo.

Un año después, ante el cobarde y traicionero ataque peruano a la frontera de nuestra patria, ya con el grado de Teniente fue asignado como comandante de un pelotón del Batallón Carchi, para defender la frontera en la zona de Quebrada Seca.

A partir de la noche del 22 de julio de 1941, las tropas peruanas al mando del Gral. Eloy Ureta se emplearon a fondo para intentar acabar con la resistencia ecuatoriana. Cerca de 20.000 soldados peruanos, bien armados y pertrechados -apoyados por la aviación y la artillería-, atacaron Huaquillas, Chacras, Quebrada Seca y otras posiciones, que a pesar de su reducido número y la escasez de municiones y armamentos, resistieron heroicamente el ataque de los enemigos defendiendo la integridad del suelo patrio con heroísmo y sin dar un solo paso atrás.

Al día siguiente, el comandante Manuel Odría, al mando de la primera división peruana, continuó realizando feroces ataques que los soldados ecuatorianos rechazaron uno tras otro. El día 24 fue de verdadera gloria para las escasas tropas ecuatorianas, que enfervorecidas de amor patrio y heroísmo desplegaron todo su valor enfrentando al enemigo con decisión y coraje. Las tropas del Gral. Ureta, ante el empuje de las armas ecuatorianas que en un sublime esfuerzo descargaron todo su escaso poder de fuego, emprendieron precipitada huida sin poder comprender cómo un puñado de hombres, reducido y poco armado, podía luchar con tanto heroísmo.

El día 25, la única ametralladora que tenía su destacamento hizo silencio… se le había acabado las balas. Inmediatamente pasó revista a sus tropas y comprobó que sólo le quedaban 26 hombres y treinta cartuchos.

A pesar de su inmensa superioridad, los invasores peruanos necesitaron de un tanque de guerra para poder acercarse y rodear a los ecuatorianos. Fue entonces conminado a rendirse, pero lleno de valor y coraje, y con el convencimiento de que el soldado ecuatoriano no se rinde jamás, se preparó para el sublime momento final.

Envalentonados por la superioridad numérica y por el apoyo del blindado, los soldados peruanos se lanzaron al ataque y desde todos los lados acribillaron a la pequeña dotación ecuatoriana que en ese glorioso momento envió su último saludo a la patria… ¡Viva el Ecuador!

El Tnte. César Edmundo Chiriboga González y sus últimos hombres fueron aniquilados por las tropas invasoras y enterrados en una fosa común por los mismos soldados enemigos, quienes reconociendo su bravura y heroísmo les rindieron todos los honores militares.

Posteriormente, el gobierno del Ecuador lo ascendió Post-Mortem al grado de Capitán.