Carlos Concha Torres
Político y militar esmeraldeño nacido en la hacienda San José, perteneciente a su familia, a orillas del río Teanone, el 11 de agosto de 1864. Fue hijo de don Uladislao Concha Piedrahita y de doña Delfina Torres de la Carrera, viuda de Jorge Vargas y madre del héroe Luis Vargas Torres.
Perteneció a una familia acomodada que por su situación económica le permitió realizar sus primeros estudios en la ciudad de Guayaquil, para posteriormente continuar la secundaria y los primeros cursos de medicina en los EE.UU. de Norteamérica. Más tarde viajó a Europa y recorrió Francia e Inglaterra, hasta llegar a Alemania donde terminó sus estudios y obtuvo el título de Doctor en Odontología. Volvió entonces al Ecuador y en poco tiempo adquirió merecida fama de hombre docto, ecuánime y honesto.
A principios de 1895, al estallar el escándalo de la «Venta de la Bandera» encabezó los primeros movimientos revolucionarios esmeraldeños en contra del gobierno del Dr. Luis Cordero, quien el 15 de abril se vio obligado a renunciar y entregó el poder al Presidente del Congreso Dr. Vicente Lucio Salazar. Pero los liberales no estaban dispuestos a aceptar que el gobierno caiga en manos de los conservadores, por lo que continuaron la lucha armada. Fue entonces cuando, al mando de los revolucionarios, el 23 de abril se tomó la ciudad de Esmeraldas y fue designado Jefe Civil y Militar.
Luego de que estalló en Guayaquil la Revolución Liberal del 5 de junio, fue llamado para incorporarse en Ambato al ejército revolucionario, que al mando de los generales Eloy Alfaro y Cornelio E. Vernaza había vencido a las fuerzas del gobierno en las batallas de Gatazo y Chimbo.
Dos años más tarde la Convención Nacional le reconoció el grado de Coronel, ratificando de esta manera los pronunciamientos del pueblo de Esmeraldas y del propio Gral. Alfaro
Fue designado entonces Gobernador de la provincia de Esmeraldas, cargo en el que actuó hasta el año 1900, durante la primera presidencia de Alfaro.
Durante el gobierno del Gral. Leonidas Plaza prefirió mantenerse alejado de la política, pero en 1904 volvió a la lucha y representó a Esmeraldas como Diputado en el Congreso Nacional, donde combatió los abusos del régimen.
Al producirse la revolución del 1 de enero de 1906 en contra del gobierno del Sr. Lizardo García, encabezó nuevamente la toma de la ciudad de Esmeraldas y asumió la jefatura civil y militar de la misma. Seguidamente viajó a Manabí donde también se hizo cargo del gobierno de esa provincia, a la que pacificó a nombre del Gral. Alfaro. Poco tiempo después fue designado Cónsul General del Ecuador en París, y en 1908 recibió la Gran Cruz de San Estanislao, del imperio ruso.
Ese mismo año regresó al Ecuador y de inmediato se dedicó a los trabajos agrícolas en las haciendas familiares ubicadas a lo largo de los ríos Teanone, Esmeraldas y Viche, pero en 1910 tuvo que acudir al llamado de la patria y movilizó varias columnas de voluntarios durante el conflicto armado con el Perú, que siguiendo su vieja costumbre intentaba invadir el territorio ecuatoriano.
Al morir el presidente Estrada en 1912 y desatarse la guerra civil entre alfaristas y placistas, asumió el mando de la segunda división del ejército revolucionario para intervenir en los sangrientos combates de Huigra, Naranjito y Yaguachi.
Luego de la firma del Tratado de Durán que puso fin a las hostilidades, y como consecuencia de la traición de los placistas, fue capturado y hecho prisionero en Guayaquil, pero logró salvar su vida gracias a importantes gestiones realizadas por su cuñado el Dr. José Luis Tamayo y por el Dr. Julián Coronel.
Luego del Asesinato de los Héroes Liberales permaneció durante largo tiempo escondido en la isla San Ignacio en el golfo de Guayaquil, hasta que fue capturado el 18 de agosto acusado de conspirar en contra del gobierno, pero al no poder sustentarse dicha acusación, fue puesto en libertad el 10 de septiembre.
Un mes más tarde fue nuevamente capturado en Guayaquil, pero como no se le pudo comprobar ningún delito, el gobierno del Gral. Leonidas Plaza lo reincorporó al ejército como Jefe de la Sección Técnica del Estado Mayor, para poder tenerlo vigilado por la policía de Quito.
Pocas semanas más tarde escapó hacia Esmeraldas destruyendo los alambres telegráficos para evitar su captura, pero nuevamente fue detenido y esta vez conducido al Panóptico de Quito, donde más tarde se le siguió un Consejo de Guerra que lo condenó a seis meses de prisión, pero apeló ante la Corte Suprema Marcial y obtuvo su libertad.
Posteriormente regresó a Esmeraldas donde el 24 de septiembre de 1913 encabezó un nuevo levantamiento armado contra el régimen del Gral. Plaza, quien finalmente -luego de una larga y sangrienta guerra civil- en 1915 logró capturarlo nuevamente y lo encerró una vez más en el Panóptico, donde permaneció hasta la instauración del gobierno del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, en septiembre de 1916.
Volvió entonces a Esmeraldas donde murió el 12 de abril de 1919.