Confederación Cañari
Antigua alianza indígena que se formó a manera de defensa ante posibles invasiones extranjeras, sobre todo, para protegerse de los Incas. Estuvo integrada por tribus de Azogues, Paute, Gualaceo y Yunguilla, y contó también con el concurso de algunos grupos indígenas de la costa y jíbaros del oriente.
La nación de los Cañaris, que se extendió desde los años 500 a 1500 d.C. «...era, a no dudarlo, un conjunto de tribus unidas y confederadas entre sí, formando un solo pueblo, el cual habitaba desde las cabeceras del nudo del Azuay hasta Saraguro, y desde las montañas de Gualaquiza hasta las playas de Naranjal y las costas del canal de Jambelí. Aun los mismos cacicazgos de Sibambe y de Tiquizambi, que algunos han juzgado independientes, estaban unidos a los Cañaris del lado de allá del Azuay, no sólo por vínculos políticos mediante pactos de confederación, sino por lazos de parentesco; pues parecen oriundos de la misma tribu o antigua raza primitiva» (Federico González Suárez.- Historia General de la República del Ecuador, tomo I, p. 142).
Fueron hábiles orfebres que trabajaron delicadamente los metales preciosos y de manera especial el oro, con los que elaboraban orejeras simples o con decoración repujada, zarcillos, diademas, brazaletes, narigueras y bastones de madera finamente recubiertos con láminas de oro repujado.
Entre los Cañaris se encontró una tradición muy similar a la de la Biblia acerca del diluvio: Refiere ésta que en tiempos muy antiguos ocurrió una inundación general en la que perecieron todos los hombres, y se salvaron solamente dos hermanos que lograron encaramarse en la cumbre de un alto cerro.
Pasada la inundación éstos bajaron al valle y, al volver a su choza encontraron que ésta estaba arreglada y que los alimentos estaban preparados. Esto sucedió durante varios días hasta que uno de los hermanos, llamado Urcocari (Cerro Varón), se quedó en la choza y pudo descubrir que una mujer con cara de guacamayo era la que preparaba los alimentos. Entonces la tomó por esposa y juntos repoblaron la tierra.
Amantes de la libertad, los Cañaris ofrecieron una gran resistencia a los afanes de conquista de los Incas y nunca aceptaron su dominio; pero cuando llegaron los españoles cooperaron con ellos -sobre todo con Sebastián de Benalcázar- a quien ayudaron para vencer a Rumiñahui, pues tampoco querían a los quiteños ya que Atahualpa los había dominado y subyugado por la fuerza.
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