Crnel. Gregorio Escobedo
Militar y patriota de la independencia nacido a fines del siglo XVIII en Arequipa, Perú; hijo de don Ramón Escobedo y María Manuela Rodríguez.
Llegó a Guayaquil en el año 1819 como Segundo Jefe del batallón realista «Granaderos de Reserva», y al poco tiempo logró gran aceptación en los medios militares y sociales de la ciudad.
Cuando se empezó a planificar el movimiento independentista de Guayaquil fue invitado a la fiesta que se celebró el 1 de octubre en casa del Gral. José de Villamil, y asistió a la reunión secreta a la que don José de Antepara llamó «La Fragua de Vulcano».
Su carácter y personalidad militar dieron la fuerza que alimentó el espíritu de la Revolución del 9 de Octubre de 1820, y fue quizás la persona que más contribuyó a la transformación política de la ciudad y la región, puesto que su intervención -convenciendo a los oficiales de los batallones y escuadrones acantonados en la ciudad- fue vital para el triunfo de una revolución cuya característica básica fue la de ser incruenta.
Lamentablemente, como sucede en todas las revoluciones, no todos los protagonistas mantienen propósitos altruistas y, por el contrario, tienen metas torcidas, poco dignas de una causa noble. “Entre los tales puede contarse Escobedo que, a una ambición desapoderada juntaba la degradante pasión del juego y que, debajo del cambio político esperaba un cambio de fortuna como el medio seguro de llenar el abismo de sus deudas. Ni menores fundamentos tuvieron los que más tarde le acusaron de cruel e implacable con sus adversarios.
Por otra parte debe reconocerse que descollaba por su valor su sangre fría y el imperio con que se imponía a sus subalternos. Fue el eje necesario y firme en que giró todo el movimiento revolucionario del Nueve de Octubre. Un rasgo particular de este personaje era como escribe Mendíburu, el odio extraordinario a los españoles. Quería la destrucción de su poderío y, en ello, la venganza de los Incas cuya descendencia era para él un timbre de orgullo”
(José Le Gouhir, Historia de la República del Ecuador, tomo I, p. 197).
Luego del triunfo patriota el pueblo inauguró una Junta de Gobierno y lo nombró Presidente de la misma, cargo que desempeñó hasta el 8 de noviembre de ese mismo año, en que se reunió el Colegio Electoral que eligió un nuevo gobierno integrado por José Joaquín Olmedo, Vicente Ramón Roca y Rafael Jimena.
Por discrepancias políticas con el nuevo gobierno -que conocía muy bien sus actuaciones- fue expulsado de Guayaquil con destino a Chile, y más tarde se retiró al Cuzco, donde vivió sus últimos años.