Dr. Benigno Malo
Abogado, político, diplomático y educador nacido en la parroquia Chuquipata (hoy Javier Loyola, prov. Del Cañar) en marzo del año 1807, hijo de don Miguel Gil Malo y de doña Teresa Valdivieso.
Sus primeros estudios los realizó en su ciudad natal, en el Colegio Seminario, y luego se trasladó a Quito para continuar estudios superiores en el Colegio San Luis. Tuvo entonces la suerte de ser testigo -junto a todo el pueblo quiteño- de uno de los momentos más importantes de la historia de nuestra patria: La Batalla del Pichincha. Finalmente, en 1829 recibió la investidura de Abogado.
A su regreso a Cuenca le fue asignada la cátedra de filosofía en el Colegio Seminario, donde por su dedicación y sapiencia se destacó como un verdadero maestro de juventudes. Poco tiempo después se vio precisado a afrontar la situación económica de su casa, por lo que tuvo que renunciar a dicha cátedra para dedicarse a la industria y la agricultura. Por esa época ya era miembro de la Academia de Derecho Práctico, donde fue admirado por su elocuencia, serenidad y profundidad de conceptos.
Ingresó a la política en Loja cuando se identificó y tomó parte en la Revolución de los Chihuahuas que combatió al primer gobierno del Gral. Juan José Flores, y posteriormente asistió en representación de la misma provincia a la Convención Nacional que se reunió en 1835, donde se distinguió como un parlamentario fecundo y erudito. Luego de la Batalla de Miñarica y con el Dr. Vicente Rocafuerte en el poder, abandonó el país y se refugió en Pasto, Colombia, donde fundó el periódico “La Voz del Ecuador”, a través del cual censuró las medidas adoptadas por Rocafuerte, especialmente en lo relacionado con la libertad de prensa.
Al asumir por segunda vez la Presidencia de la República en 1839, en su afán por realizar un gobierno positivo y progresista el Gral. Flores buscó rodearse de los mejores elementos de todos los sectores políticos. Uno de ellos fue el Dr. Benigno Malo, a quien el mandatario le confió la administración de justicia de la Corte Superior de Cuenca. Esa designación no impidió que, junto al terrible fray Vicente Solano, fundara el periódico “La Razón”, por medio del cual combatió todos los errores de la administración.
Al iniciarse en 1843 el tercer gobierno floreano fue nombrado Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, cargo desde el cual realizó una intensa labor para favorecer la colonización del oriente y las islas Galápagos; procuró la apertura y reparación de caminos, mejoró la instrucción pública creando escuelas e incrementando las universidades, y se esforzó en levantar nuevos hospitales.
Consumada la Revolución Marcista que en 1845 puso fin a 15 años de dominación floreana, se alejó de la política y se mantuvo dedicado a sus actividades particulares hasta el año 1848 en que fue elegido Diputado por el Azuay.
Asistió entonces al Congreso donde una vez más hizo gala de su elocuencia parlamentaria, patriótica y desinteresada; ese año la legislatura quiso elevarlo a la Presidencia de la República, pero las elecciones no se llevaron a cabo ya que el poder pasó a manos del vicepresidente, Crnel. Manuel Ascázubi.
El nuevo gobernante lo nombró Ministro de lo Interior y Relaciones Exteriores, y como miembro de esa administración escribió una de las páginas más brillantes de su vida: Respetó las libertades y los derechos de los ciudadanos, dio expansión al espíritu público y garantías a toda opinión razonable, y luchó para que la República sea una cosa cierta, una verdad práctica y no una mera utopía.
Durante el primer gobierno del Dr. Gabriel García Moreno fue nombrado Gobernador y Director de Estudios del Azuay, cargos desde los cuales se empeñó en mejorar y servir a su provincia, pero cuando el mandatario convirtió su gobierno en una total tiranía, hizo escuchar -con entereza y cabalidad singulares- su airada voz de protesta en contra de todos sus desatinos.
En 1867, cuando la legislatura ecuatoriana creó la Universidad de Cuenca, fue llamado para desempeñar el cargo de primer Rector.
“En los últimos años de su vida, se entregó a las dulzuras de la vida privada, e implantó en Cuenca aparatos mecánicos para el tejido del algodón, creando esa industria nueva allá, y dando de ese modo un elemento más para el desarrollo fabril, a su ciudad natal... Sin embargo, no dejó de contribuir con el contingente de su valiosa pluma a todo cuanto pudiera mejorar la condición social y política de su patria”
(Camilo Destruge.- Album Biográfico Ecuatoriano, tomo II, p. 216)
Escritor, periodista, maestro, académico, industrial, diplomático, y por sobre todo, patriota, el Dr. Benigno Malo Valdivieso murió en su ciudad natal, Cuenca, el 2 de abril de 1870.
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