Vázquez Dr. Honorato
Abogado, diplomático, escritor y poeta nacido en Cuenca el 21 de octubre de 1855, hijo del Sr. Manuel de Jesús Vázquez Herdoíza y de la Sra. Francisca Ochoa Andrade.
Sus primeras letras las recibió de su madre, en el seno de su hogar, y luego estudió en el Colegio Nacional de Cuenca donde su inteligencia y dedicación causaron la admiración de sus maestros y compañeros. Después de graduarse de Bachiller ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Cuenca, pero no pudo lograr el título de Abogado por haber sido desterrado al Perú por expresar sus ideas contrarias al gobierno del Gral. Ignacio de Veintemilla.
Por esa época ya se había despertado en él su apasionada vocación literaria y había publicado, a la edad de 20 años, su primer libro de versos, que mereció los mejores comentarios y elogios por parte de los intelectuales de todo el país.
Poco tiempo después, a su regreso del exilio ingresó nuevamente a la Universidad de Cuenca y obtuvo el título de Abogado de la República.
En 1883 fue designado Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente que se reunió en Quito, y al tiempo que actuaba en el campo de la política empezó a desarrollar también una intensa actividad literaria. Dicha Asamblea lo nombró Secretario de la misma, y al terminar las sesiones fue llamado, en 1884, para desempeñar el cargo de Subsecretario del Interior y Relaciones Exteriores del gobierno del Dr. José María Plácido Caamaño.
Posteriormente el gobierno del Dr. Antonio Flores Jijón lo nombró, en 1890, Secretario de la Delegación Ecuatoriana para el arreglo de los límites con Colombia, y a principios de 1892 viajó al Perú como Ministro Plenipotenciario con el fin de lograr que el Congreso de ese país apruebe el Tratado Herrera-García. A su regreso a Quito el gobierno del Dr. Luis Cordero lo nombró Ministro del Interior y Relaciones Exteriores, cargo que desempeñó hasta 1893, en que concluyó sus funciones y regresó a Cuenca.
Luego del triunfo de la Revolución Liberal que en 1895 llevó al poder al Gral. Eloy Alfaro, entre 1898 y 1904 asistió varias veces a las cámaras del Senado y de Diputados, y a pesar de haberse opuesto tenazmente a las reformas liberales, el Presidente de la República, Gral. Leonidas Plaza Gutiérrez, lo nombró Ministro Plenipotenciario con residencia en Quito para tratar de arreglar, con el enviado de S. M. Alfonso XIII de España, las cuestiones limítrofes entre el Ecuador y el Perú. En 1906 el presidente Alfaro lo envió en Misión Especial a Madrid para obtener un laudo favorable del rey.
«Conocimientos multifacéticos hicieron de él un maestro en los extensos y difíciles campos de la diplomacia y de las leyes, de la literatura y del amor hacia la poesía, por su íntimo afán de estudio, por su sincero patriotismo, por su versación en la lengua castellana.
Con esos sus altos atributos, Honorato Vázquez defendió, erudito y sapiente, con la fortaleza del que está amparado por la razón y la justicia, en amplios y documentados alegatos de firmísimas, de inconmovibles bases jurídicas e históricas, los indiscutibles derechos de la patria en el secular pleito con el Perú, ante la Corte Hispánica de Alfonso XIII. Asombró allá la luz vigorosa de su saber proyectada, diáfana y brillante, a través de su serenidad y de su lógica rotunda e irrebatible» (Lucio Salazar Tamariz.- Una Comarca y sus Destellos, p. 151).
Luego de permanecer varios años en España desempeñando sus funciones diplomáticas, volvió en 1911 y fue recibido con merecidos homenajes. Entonces, el Partido Conservador lo precandidatizó a la Presidencia de la República.
Poeta y escritor exquisito, publicó obras de inmenso valor y belleza literaria: Tal es el caso del libro titulado «Sábados de Mayo», en el que su poesía alterna con la de ese otro gran poeta que fue Miguel Moreno; «A Orillas del Macará», «Epístola a mis Hermanas», «Ecos del Destierro», «Al Crucifijo de mi Mesa», «Piensa de Tarde», «Morenica del Rosario», «Salve del Proscrito» y muchas más. También escribió y publicó cuentos, notas sueltas y artículos varios en más de cincuenta revistas y periódicos del país, entre los que se destacan: «Cuestiones Gramaticales», «Arte y Moral», «Estudios Sobre el Lenguaje Castellano», «Defensa de los Intereses Católicos en el Ecuador», y otros en los que demuestra su gran valía.
“Vásquez cultivaba la pintura desde muy joven. En un crucial momento de su vida, cuando los problemas económicos le agobiaban, quiere retirarse de sus estudios universitarios para ganarse la vida como pintor. Los sabios consejos de su madre, le impiden frustrar su carrera de abogado. Este interesante episodio nos demuestra que la pasión de Honorato Vásquez por la pintura, es un río interior que le navega constantemente. Busca cualquier oportunidad para dedicarse a pintar. Su enfrentamiento con el mundo le permite observarlo detenidamente, fijar la vista y dejarse llevar por el pensamiento. Son momentos intimistas, de diálogo interior, de reconocimiento del interno paisaje. Así, mediante la captura del color y de la luz huidiza y cambiante que vivifica, logra su propio encuentro...” (Hernán Crespo Toral.- Director de los Museos del Banco Central).
Fue uno de los internacionalistas más notables que ha tenido el Ecuador, y con relación a nuestros problemas limítrofes realizó importantes publicaciones como: «Memoria Histórico-Jurídico Sobre los Límites Ecuatoriano-Peruanos», «Itinerario de Litigio de Límites entre Ecuador y Perú», «Contramemorándum al Memorándum Final del Perú», «Exposición ante S.M. Don Alfonso XIII en la demanda de la República del Ecuador contra la del Perú sobre Límites Territoriales», «El Epílogo Peruano», y otras más.
A los 78 años de edad y luego de llevar una vida colmada de honorabilidad, dignidad y patriotismo, que es ejemplo para todos los ecuatorianos, el Dr. Honorato Vázquez murió en su ciudad natal, Cuenca, el 26 de enero de 1933.
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