Gil Gilbert Enrique
Novelista y político guayaquileño nacido el 8 de julio de 1912, hijo del señor Enrique Gil Quezada y de la señora Mercedes Alejandrina Gilbert Pontón.
Todos sus estudios los realizó en la ciudad de Guayaquil, y los culminó en el tradicional Colegio Vicente Rocafuerte donde obtuvo su título de Bachiller.
Desde muy joven despertaron en él sus primeras inquietudes literarias que lo indujeron a reunirse y hacer amistad con los intelectuales y escritores de la época; fue entonces que su amigo Demetrio Aguilera Malta le presentó a Joaquín Gallegos Lara, y entre los tres nació una inseparable y verdadera amistad. Fruto de esa unión apareció, en 1930, el libro «Los que se Van» (Cuentos del Cholo y del Montubio), con el que se inició la etapa del realismo en el Ecuador.
Identificado desde joven con las ideas políticas de extrema izquierda, solicitó a Pedro Saad su ingreso al Partido Comunista del Ecuador, y desde 1932 inició una activa militancia que no abandonó jamás, producto de la cual sufrió varias persecuciones y prisiones como la que en 1935 desató la dictadura del Ing. Federico Páez, la de la dictadura del Dr. José María Velasco Ibarra en 1946, la del gobierno constitucional del Dr. Camilo Ponce Enríquez en 1959, o la de la mal recordada Junta Militar del Gobierno, que en 1963, a más de privarlo de su libertad permitió el saqueo de todos sus bienes y pertenencias, por lo que se perdieron varios escritos y novelas que aún no se habían publicado; tal es el caso de «Historia de una Inmensa Piel de Cocodrilo» (Novela), «La Ciudad sobre el Pantano» (novela) y «Las Casas que Guardan Secretos» (cuentos).
Durante muchos años ejerció la cátedra y fue uno de los profesores más queridos, populares y respetados de su época. «Marxista auténtico, estaba alejado de todo rígido dogmatismo, convencido de que es más importante el método que el sistema. Amaba la discusión, odiaba el fanatismo. Suscitaba la polémica. Gozaba con la controversia de las ideas. Sabía sonreír, ironizar, orientar, debatir. Mucho tendrían que aprender de él algunos niños terribles que creen haber inventado la revolución»
(Manuel de J. Real.- Rebelión Contra el Olvido, p. 67).
Fue el más joven del llamado «Grupo Guayaquil», junto con Demetrio Aguilera Malta, Alfredo Pareja Diezcanseco, Joaquín Gallegos Lara y José de la Cuadra. “Cinco como un Puño” que hicieron realidad la novela del trópico mestizo.
Tuvo una activa e intensa participación en la vida política del Ecuador. En 1943 fue nombrado delegado por el Partido Comunista al directorio de la Alianza Democrática Ecuatoriana (A.D.E.), movimiento que llevó a cabo la Revolución del 28 de Mayo de 1944 que culminó con el derrocamiento del gobierno constitucional del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río, y en la que participó directamente y con el arma bajo el brazo.
Ese mismo año fue nombrado Diputado por la provincia del Guayas a la Asamblea Nacional Constituyente reunida en Quito desde el 10 de agosto hasta el 10 de marzo de 1945, la que fue célebre por las sanciones y persecuciones que desató en contra de quienes habían participado en el gobierno anterior, aunque también dictó una de las constituciones más progresistas de esa época.
En noviembre de 1946 fue elegido Miembro del Comité Central del Partido Comunista Ecuatoriano, un año después nuevamente Diputado por la provincia del Guayas, y en 1949 ocupó la secretaría general del Comité Provincial del Guayas del Partido Comunista Ecuatoriano y fue nombrado Miembro del Consejo Mundial de la Paz.
Su obra literaria, que se inició en 1930 con la publicación de «Los que se Van», fue continuada más tarde con «Yunga» (1933), donde se aprecia claramente su tendencia socialista; «Relatos de Emmanuel» (1939), considerada por muchos como su obra máxima; «Nuestro Pan» (1941), en la que describe con lenguaje claro y sencillo la vida de los campesinos en los arrozales de la costa y con la que obtuvo el Segundo Premio en el Concurso Continental de Novelas Inéditas Latinoamericanas realizado en New York, y que fue traducida y publicada en inglés en 1943, y luego a otros idiomas; «La Cabeza de un Niño en un Tacho de Basura» (1967, cuentos), «La Sangre, las Velas y el Asfalto» (1969) y «Farsa» (1970); estas dos últimas, obras para teatro que fueron representadas con mucho éxito.
El 8 de julio de 1972 recibió un homenaje nacional con motivo de celebrar sus 60 años de vida, y cuatro meses más tarde, el 23 de noviembre, en el Salón Máximo de la Casa de la Cultura de Ambato sufrió un infarto cardíaco en momentos en que intervenía en un programa realizado «Por la Paz del Mundo».
Su salud quedó gravemente deteriorada y su lucha para sobrevivir duró tres meses internado en una clínica de Guayaquil, hasta que fue vencido por la muerte el 21 de febrero de 1973.