Aguirre Fray José María
Religioso y predicador nacido en la población de El Valle, cerca de Cuenca, el 22 de diciembre de 1851.
Sus primeros años los pasó bajo la protección de su tía Francisca Moreno, quien lo condujo por los caminos de la fe, la bondad y el amor a Cristo, sin descuidar las enseñanzas en las que siempre se destacó, no sólo a nivel escolar sino también en la universidad.
Desde muy temprana edad sintió que el llamado de Dios lo había solicitado a su servicio, y buscando el camino para llegar a él, viajó a la ciudad de Quito en busca de las enseñanzas de los doctores más sabios de la Iglesia, a quienes escuchó con avidez y deseos de aprender.
«Antes de rendir los exámenes que iban a poner en sus sienes las borlas de doctor en jurisprudencia, tocó humildemente las puertas del convento franciscano de San Diego, de Quito, para cubrirse con el pardo sayal del Poberello de Asís y predicar el Evangelio de Cristo» (Remigio Crespo Toral.- Semblanzas de Azuayos Ilustres, p. 70), y así, empezó su noviciado el 27 de noviembre de 1885.
Su erudición, su talento y su fama como predicador crecieron junto a su humildad y amor a Dios; y al poco tiempo, los templos y las catedrales de Cuenca, Quito, Callao, Lima y otras ciudades, se colmaban de feligreses que llegaban de todas partes ávidos de escuchar el Evangelio de labios del insigne predicador. «A donde llegaba, las multitudes se aglomeraban en los templos ansiosas de escucharle, y él, en esta forma, veíase obligado a cumplir con su sino: Hablar esplendorosamente…» (L. Salazar Tamariz.- Una Comarca y sus Destellos, p. 121).
Quiso seguir con humildad las huellas del hermano San Francisco de Asís, buscando la perfección espiritual cerca de Dios, en Dios y para Dios, y en el fiel cumplimiento de su sagrado destino, murió en la ciudad de Quito -en olor a santidad- el 13 de febrero de 1919.