Endara Crow Gonzalo
Notable artista nacido en Bucay, provincia del Guayas, el 17 de mayo de 1936, hijo del Sr. Arsenio Endara -quien trabajaba en esa estación del ferrocarril- y de la Sra. Zoila Crow.
Sus estudios primarios y secundarios los realizó en la ciudad de Riobamba, sin descubrir su vocación por las artes plásticas, más tarde realizó diferentes actividades hasta que, por 1971 -cuando había cumplido los 35 años de edad y se había radicado en Quito- se encendió dentro de él la llama artística e ingresó a la Escuela de Artes de la Universidad Central; pero su espíritu libre no aceptó las obligaciones académicas y, repudiando las enseñanzas tradicionales a las que consideró retrógradas y obsoletas, pronto se retiró sin lograr ningún título, para dedicarse por su cuenta a buscar nuevas formas y colores que colmaran sus conceptos pictóricos.
Cinco años más tarde su nombre ya se pronunciaba en las principales salas de arte y su fama crecía al amparo de la policromía de sus maravillosos colores. Brotaron entonces, de su imaginación y fantasía sin límites, obras de inigualable colorido que vendrían a revolucionar los conceptos del arte ecuatoriano.
“La pintura de Endara no es naif. Tiene, eso sí, notas primitivistas -hábilmente orquestadas-. Es pintura mágica. En la línea del realismo maravilloso americano, cuya tarea es rasgar capas de epidermis para develar sueños, miedos, ilusiones, obscuras confabulaciones compensatorias o premonitorias. Endara Crow es una suerte de mago que en el yermo de lo cotidiano hace brotar globos de colores luminosos, hombres con alas, huevos gigantescos y extrañas aves violetas, caballos azules, rubicundas manzanas anunciadoras de prosperidad, enormes campanas milenariamente perdidas, trenes que llegan trayendo descomunales peces o que cruzan cielos límpidos entre brillantes nevados, arcoiris de los cuales las gentes pueden llevarse a casa un pedazo…”
(Hernán Rodríguez Castelo.- El Siglo XX en las Artes Visuales de Ecuador, Banco Central de Guayaquil).
Para 1980 ya había alcanzado la consagración definitiva, y su obra se exhibía en las principales galerías, no solo del Ecuador, sino de América y Europa.
Esa obra, brillante, alucinante, desconceptuante; que con maravillosos colores muestra una “realidad irreal”, le abrió las puertas de Europa donde fue acogido con emocionado entusiasmo en los prestigiosos círculos naif de Suiza, donde en 1982 fue designado miembro del grupo “Henry Rousseau” y obtuvo la Medalla de Plata del “Premio Suizo de Pintura Naif Internacional”; y de Yugoslavia, donde obtuvo la Medalla de Plata en el XVI Congreso de Artistas Naives, en Trobnje. De igual manera su obra fue solicitada en las principales capitales de Latinoamérica, y en 1984 obtuvo el Primer Premio del Público en la Primera Bienal de La Habana, Cuba.
Para 1987 –cuando su obra ya había sido conocida en México y Colombia- Anne Horton, asesora de Arte Latinoamericano de Sotheby’s, disidió llevarla a New York donde su éxito fue mayor que el esperado, al grado de que su obra formó parte de las grandes casas de subastas como Cristhie´s, Habsburg Feldman y la misma Sotheby’s, que lo había presentado inicialmente.
Sus cuadros alcanzaron entonces cifras que superaban los ocho mil dólares. Tres años más tarde la envidia de los mediocres asestó aleve puñalada al maestro que había alcanzado las cimas de la fama internacional, y sus colaboradores y “talleristas”, esos que comían de la mano del maestro, lo acusaron de “plagiador” sus de ideas.
A pesar de ello y rodeado de la admiración de propios y extraños, Endara Crow continuó realizando su sus maravillosa obra pictórica, que fue interrumpida por una gravísima enfermedad que en poco tiempo acabó con su vida, en Quito, el 14 de abril de 1996.