Isla Puná
Está situada en el golfo de Guayaquil y tiene una extensión aproximada de 920 km2.
Fue el principal asentamiento de la antigua cultura de los Punaes, integrada por bravos guerreros que bajo el gobierno del régulo Tumbalá se resistieron a ser conquistados por los Incas, a cuyos emisarios engañaron y asesinaron. Este crimen motivó la venganza implacable de Huayna-Cápac, que acabó con todos los hombres en edad de tomar las armas y sólo respetó la vida de las mujeres y los niños.
Posteriormente, por 1532 recibieron a los conquistadores españoles comandados por Francisco Pizarro, pero cuando estos quisieron abusar de su hospitalidad, se levantaron en contra de ellos obligándolos a huir hacia Tumbes.
«En la isla de la Puná vivió la nación de los Lapunáes que era rica i valerosa, compuesta como de 20 a 21.000 indios, que quedaron reducidos a un miserable pueblecito, pues en el año de 1734 tenía sólo 96 indios. En esta isla había algún oro, muchos animales y frutos, pero algunas inundaciones la esterilizaron, llegando a producir después sólo madera de mangle. La capital de la tenencia era el pequeño villaje Lapuná, donde residían el teniente i párroco mercedario»
(Manuel Villavicencio.- Geografía de la República del Ecuador, p. 257).
Durante la conquista y primeros años de la colonia se establecieron en ella algunos españoles que -junto a los aborígenes- lograron darle cierta importancia, razón por la cual su población principal fue elevada a la categoría de Tenencia, bajo cuya jurisdicción estuvieron Naranjal, Machala y Tumbes.
Situada al noreste de la isla, Puná fue parroquializada el 13 de octubre de 1835, como parte del cantón Guayaquil de la provincia del Guayas.