Jorge Carrera Andrade
Poeta y escritor quiteño nacido el 18 de septiembre de 1903, hijo del Dr. Abelardo Carrera Andrade y de la Sra. Carmen Amelia Baca Andrade.
Inició sus estudios en 1908 cuando fue matriculado en el pensionado Borja de su ciudad natal, y en 1914 ingresó al normal Juan Montalvo, que pronto abandonó por encontrar que en él no había el campo propicio para desarrollar sus afanes literarios. Entonces y para que continúe sus estudios, su madre lo llevó al colegio de los padres Mercedarios, donde tampoco se sintió a gusto y pronto abandonó.
Así, entre uno y otro colegio pudo por fin terminar su educación; por esos años empezó a exteriorizar sus inquietudes literarias y junto a sus compañeros de estudio fundó la revista “Crepúsculo”, a la que luego siguieron “La Idea”, “Vida Intelectual” y “Frivolidades”.
Al terminar su bachillerato e identificado con las nuevas corrientes ideológicas socialistas que empezaban a germinar en el Ecuador, inició sus estudios universitarios, que muy pronto abandonó para dedicarse de lleno al periodismo y la política. Por aquella época ya había publicado sus primeras obras en verso: “El Estanque Inefable” (1922) y “La Guirnalda del Silencio” (1926).
Dos años más tarde su imagen se había acentuado sobre bases muy sólidas, y viajó a la hoy desaparecida U.R.S.S. (Rusia) en representación del Partido Socialista del Ecuador.
Residió por algún tiempo en Francia, Inglaterra, Alemania y España, y al tiempo que incrementaba su acervo publicó importantes obras como: “La Hora de las Ventanas Iluminadas”, “Rol de la Manzana”, “Tiempo de Golondrina” y “Boletines de Mar y Tierra”.
Posteriormente su producción literaria se enriqueció notablemente con la publicación de “Tiempo Manual”, “Noticia del Cielo”, “Biografía para uso de los Pájaros”, “Registro del Mundo”, “Lugar de Origen”, “Aquí Yace la Espuma”, “Familia de la Noche”, “Hombre Planetario”, “Floresta de los Guacamayos” y “Poesía Ultima”; todas ellas en verso. En prosa publicó: “Mirador Terrestre”, “El Fabuloso Reino de Quito”, “El Camino del Sol”, “Galería de Místicos y de Insurgentes”, y otras más.
Finalmente, en 1955 abordó el campo histórico con la publicación de “La Tierra Siempre es Verde”, que trata sobre los 300 años que los españoles dominaron los territorios andinos del Ecuador actual.
“Todos los críticos coinciden en que difícilmente puede encontrarse paralelo en la poesía moderna, que sobrepuje la descomunal potencia metafórica de Jorge Carrera Andrade” (x), quien por seguir una línea de vanguardia al tratar los temas y paisajes de su obra, fue llamado “Indofuturista”.
Por su talento y prestigiosa personalidad, el gobierno del Ecuador lo llamó en varias ocasiones para que desempeñe importantes cargos en el exterior. “Su vida diplomática le ha llevado a sitiar culturas, a auscultar problemas y a extender dominios. Pocos hombres como él han sabido hacer de la diplomacia un apostolado de cultura y patriotismo. Su voz ha sonado y razonado sin matices poéticos cuando ha sido necesario recurrir a la palabra vibrante y dura acompañada del ademán iracundo en demanda de derechos. Ha sonado a trueno cuando hubo tempestades y a himnos de agua dulce, en la cita pascual”
(R. Pesantez R.- Literatura Ecuatoriana, p. 99).
El 21 de octubre de 1977, el Consejo Supremo de Gobierno presidido por el Calm. Alfredo Poveda Burbano le otorgó la máxima presea a las letras ecuatorianas: el Premio Nacional de Cultura “Eugenio Espejo”.
Jorge Carrera Andrade fue uno de los poetas contemporáneos más importantes del Ecuador, y a su muerte, ocurrida en Quito el 7 de noviembre de 1978, dejó al país y a las letras una rica herencia de gran profundidad humana, contenida en casi treinta volúmenes.