Jóse de Antepara y Arenaza
Patriota, precursor y prócer de la independencia nacido en Guayaquil el 22 de marzo de 1770, hijo del Sr. Lorenzo de Antepara y de la Sra. Vicenta Arenaza.
Desde temprana edad -al igual que la mayoría de los jóvenes de su época- había sentido en carne propia las diferencias que existían entre los habitantes de las colonias españolas en América; por otro lado, había visto -y veía- como Guayaquil era desangrada económicamente por la corona española, que cada día -al tiempo que le ponía trabas a su desarrollo- le exigía mayores contribuciones: por esta razón, y después de haber viajado a México donde permaneció durante algún tiempo involucrándose con los patriotas mexicanos, a mediados de 1805 viajó a Londres donde -al igual que lo hacía el venezolano Francisco de Miranda- buscó la ayuda del Ministro William Pitt, el quien temeroso del poder que aún mantenía España, le dio largas al asunto, ocultándole inclusive que -en el mismo sentido- mantenía también conversaciones con el venezolano Miranda.
«Ave Negra de la Independencia Americana»,
En 1808, cuando Napoleón invadió España y destituyó a Fernando VII, Antepara no se identificó con las llamadas Juntas Soberanas que se crearon en España y en América para defender los derechos del monarca destituido y, por el contrario, continuó buscando ayuda para lograr la independencia las colonias españolas de América. Al respecto, el docto investigador norteamericano William Spencer Robertson, en su obra, dice:»Antepara buscaba en Londres apoyo gubernativo inglés, para regresar al continente americano a tratar de levantar el espíritu de sus coterráneos, para que lucharan por romper los vínculos de dependencia, que desde hacía tres siglos mantenían con la madre patria»
Vida de Miranda
Este comentario tiene una importancia histórica de gran trascendencia, si consideramos que quien reconoce estas condiciones en Antepara es, precisamente, el más documentado investigador y el más grande panegirista de Miranda, quien acepta y reconoce que cada uno, de manera independiente -Miranda y Antepara- trabajaban, al mismo tiempo por alcanzar el mismo fin, es decir, la independencia de la América Española.
Así las cosas y luego de reunirse con otros americanos que compartían sus mismos ideales, Antepara pudo conocer a Miranda con quien estableció una importante relación. Miranda apreció en el guayaquileño su gran patriotismo y deseos de independencia, y no dudó en nombrarlo como su secretario particular. Gracias a esta relación, Antepara acrecentó sus conocimientos democráticos, comprendió mejor los conceptos republicanos y reafirmó sus principios independentistas.
Durante el tiempo que permaneció junto Miranda, Antepara lo pudo conocer profunda e íntimamente y, convertido en su más entusiasta panegirista, ese mismo año publicó en Londres la más documentada obra sobre el Precursor y sus ingentes sacrificios por la liberación de las colonias hispanas de América, a la que tituló «Emancipación Sudamericana: Documentos Históricos Explicativos, que Muestran los Propósitos en Curso y los Esfuerzos Hechos por el Gral. Miranda para Conseguirla, Durante los Ultimos Veinticinco Años». En el pie de imprenta se lee «
By J. M. Antepara, a Native of Guayaquil».
Empeñado en exponer ante el público sus ideales, e inspirado y contagiado por el fervoroso entusiasmo que caracterizaba al “Precursor”, a principios de 1810 editó en Londres un periódico al que llamó «El Colombiano», que fue calificado por el gobierno español como «papel incendiario» y cuya circulación fue prohibida en toda América. Tenemos entonces, en Europa, a un valeroso patriota guayaquileño que realiza una publicación que estremece a España, invadida entonces por las tropas napoleónicas.
Al llegar a este punto es necesario recordar que un año antes, el 10 de agosto de 1809, había estallado en Quito un movimiento revolucionario -no independentista, por el contrario, realista- por medio del cual el pueblo quiteño había jurado lealtad a su majestad Fernando VII. ¡Que contradicción…!, mientras en Quito, la aristocrática nobleza criolla había conformado una Junta Soberana para defender los derechos del soberano destituido; en Londres, un guayaquileño solitario buscaba los recursos para luchar por la independencia, de todos los pueblos de las colonias españolas en América.
Antepara regresó a Guayaquil en 1914 y, sabiendo que antes de iniciar un movimiento revolucionario emancipador, era necesario hacer conciencia independentista en todos los ciudadanos, se dedicó -clandestinamente pero con todo su entusiasmo- a explicar a los guayaquileños cuales eran las nuevas formas de gobierno que -en base a la democracia- podían y debían regir los destinos de los pueblos libres.
Juntándose con personas de los diferentes estratos sociales Antepara expuso todo cuanto había aprendido durante su estancia en Europa. No habló de cambiar autoridades, como lo había hecho el movimiento de Quito: habló de independencia, habló de la libre determinación de los pueblos y del derecho de elegir a sus propios gobernantes, habló de democracia y de República, y explicó que era necesario realizar cambios sustanciales en las estructuras políticas y sociales de los pueblos de la América española.
Fueron tan convincentes sus conceptos y argumentos, que su voz fue escuchada yesas ideas de independencia, poco a poco… de boca en boca… empezaron a regarse entre todos los guayaquileños. (1)
Su palabra cayó en tierra fértil, y ya a principios de 1820 mantenía constantes reuniones con José de Villamil, con José Joaquín Olmedo, con Francisco de Paula Lavayen, con los hermanos Francisco y Antonio Elizalde y con otros patriotas, con quienes empezó a planificar un movimiento revolucionario, para iniciar -en Guayaquil- la independencia de la patria.
La situación se volvió propicia el 1 de octubre de 1820, cuando -a petición de la bella Isabelita Morlás- don José de Villamil dio una fiesta en su casa, a la que asistieron las más distinguidas personalidades de la ciudad. Esa noche, mientras en el salón principal bailaban las parejas, en una habitación estratégicamente apartada fue reuniendo a los conjurados en el movimiento independentista para definir los últimos detalles del golpe.
A esta histórica reunión secreta, a la que él mismo llamó “La Fragua de Vulcano”, asistieron también los militares venezolanos León de Febres-Cordero, Luis Urdaneta y Miguel de Letamendi; y varios oficiales de los diferentes regimientos acantonado en Guayaquil.
Triunfante la Revolución del 9 de Octubre de 1820, el 8 de noviembre se reunió el Colegio Electoral, que lo nombró para el cargo de Secretario, y junto a Olmedo, que había sido elegido Presidente, participó en la redacción del “Reglamento Provisorio” que regiría en la Provincia Libre de Guayaquil. Antepara se convirtió entonces, no solo en gestor intelectual y protagonista de nuestra independencia, sino, también, en uno de los creadores de la que a la postre vendría a ser nuestra primera Carta Política o Constitución.
Posteriormente su figura desapareció de la vida pública y posiblemente se radicó en México donde había contraído nupcias con las Sra. María Ignacia de Escurra y Pastoriza.
Investigaciones posteriores a 1960 realizadas por el Dr. Abel Romeo Castillo, establecieron la existencia de dos Antepara, ambos guayaquileños y ambos próceres. El uno, don José María de la Concepción Antepara y Arenaza, nacido en Guayaquil el 22 de Marzo de 1770, -según partida bautismal encontrada por el acucioso investigador don Pedro Robles Chambers-, quien fue Secretario del General Francisco de Miranda en Londres; el otro, José Antepara, 18 años más joven que aquel, fue el prócer guayaquileño, mencionado por Villamil, Fajardo y Roca, quién murió en la acción bélica conocida en la historia como: el «2do. Huachi» y en honor de quien -según información aparecida en el periódico «El Patriota de Guayaquil»- No. 5 – Semestre 2o. del Sábado 22 de Diciembre de 1821, Págs. 19 y 20- se celebraron Exequias Fúnebres en la Catedral de Guayaquil, el día 20 de Diciembre de 1821 (La Independencia de Guayaquil.- Pag. 125, Bco. Central 19839