José Enrique Guerrero
Pintor quiteño nacido el 28 de marzo de 1905.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Quito, luego viajó a París para asistir a la Academia Julien, donde buscó lograr la perfección de su técnica; y finalmente viajó a los EE.UU. para ingresar en la National Academy of Design de New York.
A su regreso impactó profundamente entre los críticos de arte capitalinos, presentando una obra de paisaje impresionista caracterizado por su luminosidad y equilibrio cromático. Años más tarde forzó sus pinceladas hacia una deformación feísta, e influenciado por la corriente indigenista de Kingman y Guayasamín pintó también sobre esa temática, a la que le dio -al igual que a sus paisajes- “solidez de formas, gruesos delineados, empaste vigoroso y pesadez atmosférica. Obra así marca, entre 1945 y 1946, el momento más intenso de su pintura”
(Hernán Rodríguez Castelo.- El Siglo XX de las Artes Visuales en Ecuador, Banco Central de Guayaquil).
Fue precisamente en 1946 que obtuvo el Premio Nacional de Pintura del Segundo Salón de Mayo, que convocaba la Casa de la Cultura.
A partir del año siguiente, inmerso en su afán creativo alcanzó la que podría ser la cima de su obra, y en 1952 obtuvo el Primer Premio de la Crítica de la I Bienal Hispanoamericana de Pintura, que se realizó en Madrid, España.
Su obra, que se exhibió en importantes exposiciones individuales y colectivas de Guayaquil, Quito y Madrid, fue reconocida y aplaudida, y mereció importantes distinciones como el Salón Mariano Aguilera la Medalla de Oro del Municipio de Guayaquil, en 1928; el Primer Premio Municipal de Guayaquil, en 1930; el Primer Premio de Pintura del Salón Nacional de Bellas Artes de Quito, en 1946 y 1951; el Primer Premio de la Crítica en la Primera Bienal Hispanoamericana de Pintura en Madrid, en 1952; y el Primer Premio del Salón de Octubre de Guayaquil, en 1969.
Murió en su ciudad natal, Quito, en 1988.
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