Villafuerte Juan
Artista guayaquileño nacido el 19 de julio de 1945.
Todos sus estudios los realizó en Guayaquil, y cuando fue llamado por los trazos, los lienzos, los colores y los pinceles; ingresó a la “Escuela de Bellas Artes” donde fue compañero de Carreño, Yaulema, Ugarte y Aráuz, y tuvo como profesores a artistas de la talla del maestro César Andrade Faini. No siguió sus pasos, mas bien se sintió atraído por Almeida y Tábara, que en esos momentos eran los grandes rebeldes que daban la espalda a los consagrados del realismo social. Ya desde esa época se destacó por sus dotes innatas, obteniendo, en los años 63, 63 y 64, el Prime Premio de dibujo.
Al año siguiente obtuvo su primer gran triunfo al lograr el Tercer Premio de Pintura en el “Salón de Julio” de Guayaquil, y a partir de entonces su obra fue aplaudida en las principales salas y exposiciones del Ecuador.
“Pero es en el 66, fuera ya de la Escuela, cuando Villafuerte se suelta y con el pretexto de lo precolombino –“Formas Precolombinas titula una obra, y otra “Precolombino”- sondea nuevas posibilidades morfológicas. Formas agresivas como cuernos –que perdurarían largamente en su expresión-; composiciones hieráticas. Todo ello vecino a lo que hacían Tábara, Viteri, Muriel, Cifuentes. La manera se intensificaría en el joven guayaquileño hasta un precolombino de 1967, rico y extraño como composición, y fuerte como pintura” (Hernán Rodríguez Castelo / Juan Villafuerte o la Trayectoria Interrumpida).
En 1970, viajó a Europa en busca de nuevos horizontes, y se radicó en Barcelona, España, donde estudió Grabado y Litografía en la Escuela de Arte del Libro, de esa ciudad.
En Barcelona, bajo la influencia determinante de Saura, adquiere la fuerza destructiva de sus conceptos armónicos y sus figuras tremendistas. Puede entonces desarrollar toda la retórica descarnada y sincopada del dibujo feísta, y su obra adquiere características monumentales.
Cuatro años más tarde, Villafuerte ha alcanzado el escalón más alto de su personalidad y madurez. Sus retratos reflejan la obra mórbida y perturbadora de un artista genial que cada día gana en libertad de trazos y en riqueza de color.
Entonces, “El dibujo de Villafuerte adquiere un desconcertante poder premonitorio de lo que comenzaba a desencadenarse en su interior: Dibuja cabezas que estallan en pedazos” (Rodríguez Castelo / idem).
Un cáncer contra el que luchó valientemente, truncó la certera y vigorosa trayectoria plástica de Juan Villafuerte el 15 de agosto de 1977, en España, cuando apenas tenía 32 años de edad.