Loja

Capital de la provincia del mismo nombre.

La ciudad se levanta en el corazón de la hoya del Zamora la cual -según lo aseguran investigaciones geológicas-, en su origen terciario fue un inmenso lago que, por la presión de sus aguas, rompió los diques que la contenían y estas se precipitaron violentamente hacia el oriente.

Fue fundada por el capitán Alonso de Mercadillo quien -cumpliendo órdenes de Gonzalo Pizarro- a principios de 1546 la estableció en el valle de Garrochamba (Catamayo… ?), bautizándola con el nombre de La Zarza, en recuerdo del caserío de donde venían los Pizarro, en Trujillo, de España.

Dicha fundación obedeció a la necesidad de establecer centros poblados en la región de los paltas para, de alguna manera, garantizar la seguridad de los españoles residentes en esa región.

Posteriormente y por orden del “Pacificador” don Pedro de la Gasca -que había hecho ejecutar a Pizarro luego de vencerlo en Jaquijaguana-  considerando que el lugar en donde se había levantado La Zarza era de tierra muy caliente y poco fértil, Mercadillo trasladó la población al rico valle de Cusibamba, donde la estableció definitivamente el 8 de diciembre de 1548.

Esta vez y siguiendo la costumbre que tenían los conquistadores de poner a las ciudades que fundaban el nombre de los lugares en donde ellos habían nacido, Mercadillo la bautizó con el nombre de su ciudad natal, pues había nacido en Loja de Granada, en España.

En este asentamiento definitivo estuvieron presentes, entre otros, los capitanes Andrés Tinoco de Mercado, Pedro Pacheco, Jerónimo Castañeda, Pedro de León, Francisco Picón, Nicolás Guevara, Pedro de la Cadena, Pedro Cianca, Hernando de Barahona, Ginez Hernández y Juan Barrionuevo, todos ellos valerosos hombres que escribieron importantes páginas en la historia de la conquista y colonización de estos territorios.

En esos primeros años de la conquista fue erigida en Corregimiento y bajo su jurisdicción fueron puestos los poblados de Cariamanga, Catacocha, Dominguillo, El Cisne, Guachanamá, Malacatos, Oña, San Juan del Valle, San Lucas de Amboca, San Pedro del Valle, Saraguro, Sozoranga y Yolte.

Casi cien años después la ciudad fue destruida totalmente por un terrible terremoto que azotó la región, y su reedificación se la hizo unos años más tarde, ya no en el mismo sitio, sino en la planicie occidental, casi en las faldas del Villonaco.

“Loja fue antiguamente una ciudad bella, grande, populosa, rica i de muchas familias ilustres, unas que se establecieron desde sus principios por las ricas minas de oro, otras que se agregaron después cuando abandonaron los gobiernos situados al oriente. Se menoscabó mucho por los contratiempos i terremotos”

(Manuel Villavicencio.- Geografía del Ecuador, p. 237).

Durante la conquista y la colonia, a pesar de la importancia estratégica que tenía por su situación geográfica, la ciudad estuvo casi abandonada por parte de las autoridades y de la Presidencia de la Real Audiencia de Quito, hasta que -siguiendo los pasos de Guayaquil- se adhirió a la Revolución del 9 de Octubre de 1820 y el 18 de noviembre, obedeciendo al llamado de Ramón Pinto, Espíritu Santo Correa, José María Torres, Nicolás García, José María Peña, Manuel Zambrano, José Picoita y otros valerosos patriotas, el pueblo lojano se lanzó a las calles y al grito de ­­¡Viva la Libertad… Viva la Patria!, proclamó también su independencia.

Durante la guerra magna, en 1822 llegó a Loja el Cap. Luís Urdaneta en busca del aporte de la ciudadanía para la causa de la libertad. Esta no se hizo esperar y fue generosa en hombres, vestimentas, alimentos, caballos, mulas y dinero. Fue tan grande el aporte de Loja, que el propio Gral. Sucre, desde Saraguro, lo agradeció directamente a las autoridades de la ciudad.

El 10 de octubre de ese mismo año, cuando gracias a la heroica epopeya librada en Pichincha ya nuestra Patria era libre del yugo español, Bolívar llegó a Loja donde fue recibido triunfalmente, y donde algunos sostienen que escribió “Mi Delirio Sobre el Chimborazo”.

Instaurada la República la ciudad continuó desarrollándose y se convirtió en la “Centinela del Sur”, por ser la guardiana de nuestra soberanía en una zona que constantemente ha sufrido los ataques de la rapiña expansionista del militarismo peruano.

Es una ciudad históricamente culta que ha dado a la Patria notables personalidades de la política y las letras, como Isidro Ayora, Pío Jaramillo Alvarado, Benjamín Carrión, Alejandro Carrión y Angel Felicísimo Rojas, entre otros.

Loja es cabecera del cantón de su mismo nombre, creado el 25 de junio de 1824 de acuerdo con la Ley de División Territorial de Colombia expedida por el Gral. Francisco de Paula Santander, y que en la actualidad está integrado también por las parroquias rurales Chantaco, Chuquiribamba, El Cisne, Gualel, Jimbilla, Malacatos (Valladolid), Quinara, San Lucas, San Pedro de Vilcabamba, Santiago, Taquil (Miguel Riofrío), Vilcabamba (Victoria) y Yangana (Arsenio Castillo).

Está situada a 2.063 m sobre el nivel del mar, en los 04o 00’ de latitud sur y los 79o 12’ de longitud oeste.

Cada año, en el mes de enero, Loja celebra las festividades de San Sebastián, realizando una procesión que lleva la imagen de su santo patrón desde la iglesia catedral hasta el santuario situado en la parroquia urbana de su mismo nombre.