Lecumberri Rita
Poetisa y educadora guayaquileña nacida el 14 de noviembre de 1831, hija del Crnel. Ignacio Lecumberri y de la Sra. Rita Robles.
Desde muy joven sintió el llamado de su vocación hacia el magisterio, razón por la cual, al culminar sus estudios, en el año 1866 se inició en el profesorado y trabajó durante tres años como maestra en Jipijapa y Yaguachi, luego de lo cual volvió a Guayaquil donde ocupó la dirección de una escuela particular en la que permaneció hasta el año 1877. De esta manera inició una larga y fructífera labor en beneficio de la enseñanza y sobre todo de la educación de la mujer, que hasta esa época estaba muy descuidada.
Por su constancia y dedicación, el Muy Ilustre Concejo Municipal de Guayaquil, en sesión solemne del 9 de octubre de 1894 la condecoró con la Medalla de Oro y le otorgó un Diploma de Honor, y como reconocimiento a su abnegada labor educativa, la Convención Nacional reunida en Guayaquil el año 1896 expidió un decreto por medio del cual se le otorgó la jubilación.
Posteriormente y empeñada en su constante deseo de trabajar por la superación intelectual de la mujer, en 1903 fundó su “Academia de Señoritas”, que por no contar con un local apropiado tuvo que funcionar en su casa particular.
Fue una mujer que se destacó como inspirada poetisa, y entre sus incontables páginas literarias se encuentran “Elegía a la Muerte del Dr. Vicente Piedrahita” (verla en Piedrahita), “Soneto a Olmedo”, “Abecedario Moral” (para niñas), y el juguete cómico en un acto y en verso titulado “La Embustera Arrepentida”; la mayoría de los cuales fueron publicados en 1883 en su obra “Ensayos Poéticos”.
Toda su vida la dedicó al servicio de la enseñanza, y en el cumplimiento de tan noble y abnegada labor, murió en su ciudad natal, Guayaquil, el 23 de diciembre de 1910.
En junio de 1911, el Presidente de la República, Gral. Eloy Alfaro, creó la Escuela Normal Elemental Rita Lecumberri de Guayaquil, que en 1919, durante el gobierno del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, fue elevada a la categoría de Instituto Normal, haciéndose de esta manera algo de justicia a la memoria de tan ilustre educadora.