Salinas de Loyola
Conquistador y expedicionario español que tuvo importante participación en la colonización de las regiones orientales de lo que hoy es la República del Ecuador.
«Se ha presumido que Salinas Loyola fuera oriundo de Valladolid, por haberle llamado así a la primera ciudad por él fundada, pues era costumbre entre los conquistadores de Indias bautizar de este modo sus primeras fundaciones, con el nombre de las poblaciones en que habían nacido. Se ha creído así mismo que por sus venas corriera sangre vasca, ya que era deudo quizá lejano del fundador de la Compañía de Jesús, según él mismo lo declara.
En cuanto al año en que hubiese venido al Nuevo Mundo «no se puede fijar -escribe González Suárez- ni el lugar de su nacimiento; parece haber sido nativo de Córdova… vino de España a México; acompañó a Hernán Cortés en la expedición al golfo de Huigueras; pasó con Benalcázar al Perú y fue uno de los primeros pobladores de Lima, donde edificó casa y tuvo solares propios; sus padres legítimos fueron Martín Sánchez y Victoria Gómez». Según el Catálogo de Pasajeros a Indias se embarcó el 7 de septiembre de 1513 un Juan Salinas, hijo de Juan Sánchez de Salinas y de Mariana, su mujer…»
(José Rumazo González.- La Región Amazónica del Ecuador en el Siglo XVI, p. 163).
Por otro lado, en su obra «Corregidores y Servidores Públicos de Loja», el investigador Alfonso Anda Aguirre sostiene que «Era hijo legítimo del Dr. Bernardo Vélez de Loyola y de Guiomar Fernández de Salinas, su mujer, vecinos de la villa de Salinas de Añana. Debió nacer hacia 1495, aproximadamente. Pertenecía a las nobles casas de Oñas y Loyola y fue primo hermano de San Ignacio de Loyola».
Llegó a América en 1515 para participar junto a Hernán Cortés en la conquista de México; luego recorrió -también en conquista- gran parte de lo que hoy es Honduras, Nicaragua y Panamá, y hacia 1531, cuando Pizarro inició los preparativos para ir a la conquista del Perú, se integró a la expedición de Sebastián de Benalcázar y marchó a encontrarse con Pizarro en Puerto Viejo, desde donde siguieron viaje hacia el sur.
Asistió a la captura de Atahualpa, y una vez que fue pagado el rescate partió junto a Hernando Pizarro llevando al Rey de España el «quinto» de ese tesoro, que le correspondía.
Volvió a América cuando ya casi habían terminado todas las campañas para conquistar el Imperio de los Incas y el Reino de Quito; entonces, cumpliendo órdenes de Alonso de Mercadillo inició la conquista de la provincia de los Paltas, y junto a él estuvo presente en la fundación de Loja. El 6 de octubre de 1549 asistió a la fundación de Zamora y más tarde también a la de Cuenca.
«Ejemplo de temerario arrojo, fuerza de voluntad e inteligencia, hombre de hierro, templado en las luchas con la potente naturaleza de los Andes y digno de alto renombre» (1), con gran fortuna propia se encontraba radicado definitivamente en Loja cuando, movido por su espíritu aventurero, organizó una expedición de doscientos cincuenta hombres, y el 8 de julio de 1557 -abriéndose paso por la cordillera- avanzó hacia el oriente donde estableció las ciudades de Valladolid, Loyola, Santiago de las Montañas, Logroño de los Caballeros, Sevilla de Oro y Santa María de Neiva.
Posteriormente recorrió las regiones orientales donde hizo importantes descubrimientos, entre ellos los ríos Morona, Pastaza y el Pongo de Manseriche (en el Amazonas), por el cual navegó; pasó a Mainas, al río Ucayali, fue el primero que llegó al este del Cuzco, y finalmente regresó a Loja en 1559. Fue entonces nombrado Gobernador con el título de Adelantado de Yaguarzongo, Bracamoros y Macas, y ejerció además de Justicia Mayor en Jaén, Zamora, Cuenca y Loja.
A finales de 1581, sintiéndose viejo y cansado por las constantes aventuras vividas, hizo su profesión de fe y testamento en el cual, entre otras cosas pide: «que se haga un hospital en el pueblo de Cañaribamba de su encomienda -actual pueblo de Girón-, donde se recoja a los indios enfermos y pobres, y que en él tengan la cura y refrigerio necesario, así como las medicinas, bastimentos, camas y lo demás que conviniere….». Para cumplir con este objetivo donó todo el ganado que tenía en Cañaribamba, que era mucho.
«El adelantado Juan Salinas de Loyola murió y pasó de esta presente vida en Loja, el 19 de enero de 1582, suplicando humildemente a Dios sea servido de perdonarle todos sus pecados y llevarlo a su Santa Gloria. Tal fue la verdad histórica. Peca de novelesca aquella información de que murió afligido por la gota y abrazado de mujeres, como por ahí un historiador ha inventado»
(A. Anda Aguirre.- Corregidores y Servidores Públicos de Loja, p. 23).
(1) Jiménez de la Espada)