Volcán Pichincha
Se eleva en la cordillera occidental y en sus faldas se acuna la ciudad de Quito.
Según la tradición recogida por el padre Juan de Velasco, el Pichincha sirvió al comienzo de los tiempos como refugio del hombre primigenio, víctima de un espantoso diluvio.
En épocas pasadas tuvo una intensa actividad. «La primera erupción de que hay noticia, hízola este volcán el año de 1539, cubriéndose los campos de Iña-Quito de enormes peñascos arrojados entre columnas de fuego por el cráter del volcán. Púsose en terrible actividad por segunda vez a las dos de la tarde del día 3 de septiembre de 1587. Entonces precedió y acompañó la erupción un terrible terremoto. El movimiento de tierra era tan violento, que su superficie presentaba el aspecto de las agitadas olas del océano: Nadie podía sostenerse en pie. Cayeron a plomo muchas casas, iglesias y otras, quedando la ciudad cubierta de escombros. Era tan denso el humo y tantas las cenizas suspendidas en la atmósfera, que los rayos solares no podían penetrarla, y por doquier reinaban las tinieblas… Hizo éste su última erupción en el año de 1660. Esta vez fueron advertidos los habitantes de Quito por su temible enemigo. Muchos días antes de la catástrofe quedaron todos aterrados con los horribles bramidos que repetían temerosos los ecos de las vecinas montañas. Como precursores de la gran explosión, vomitó el volcán globos de fuego y enrojecidos peñascos, que se elevaban en la atmósfera en forma de fragmentos de astros desprendidos de la bóveda celeste. Al fin el 27 de octubre reventó con furia inconcebible el monte, abriendo una enorme boca en la parte opuesta a la ciudad…»
(J. de Avendaño.- Imagen del Ecuador, p. 141).
Producto de estas terribles erupciones, el Pichincha se rompió y en la actualidad consta de dos picos llamados el Rucu Pichincha (Viejo Pichincha) y el Guagua Pichincha (Joven Pichincha) que alcanzan 4.795 m y 4.698 m sobre el nivel del mar.
En sus faldas, el 24 de mayo de 1822 se libró la histórica batalla que selló para siempre la libertad de la Patria.
A principios de 1999 el Pichincha empezó a tener una nueva actividad y durante casi un año produjo muchas explosiones freáticas, lanzando muchos gases, humo y ceniza hasta gran altura y produciendo cientos de pequeños movimientos sísmicos; afortunadamente a inicios del 2000 su actividad empezó a declinar.